sábado, 22 de noviembre de 2008

¡Matemos al Cuy Mágico!

Harto de la publicidad exagerada del roedor del BCP, me atrevo a proponer secuestrarlo y cocinarlo. ¿Quién me ayuda?.

David Gavidia.

Ya me tiene harto ese huevón. Con su voz de maestro Yoda y su capacidad de sacarle la jijuna a Luc Skywalker con la simple jarana de, “anda yo te presto”, les soy franco, me acabo de unir al grupo del facebook que recolecta dinero para comprarle Campeón al Cuy Mágico que da plata. Y les soy más franco aun, en unos instantes me uniré al de “Matemos al Cuy Mágico” y porque no “Saquémosle la mierda al Cuy Mágico”. ¡Maldito roedor!.
Y sabes porque ando con la bilis atravesada y las arcadas revueltas, porque mientras más sales en la teve lorcha, cada diez minutos en cada corte comercial, en cada canal con los dientes salidos y las manos amaneradamente hacia delante, me recuerdas que ando con 20 lucas en el banco, cinco maracas en el bolsillo y que hace unos días pagué más de 800 soles en deudas al maldito Banco Falabella. En suma, ando más misio que el Chavo en Acapulco. ¡Ala mientras!. Si existieras Cuy Mágico, por la Sarita te secuestro.
Ordenemos las ideas. Qué creativo fumeque fue capaz de diseñar cojudez tan chistosa que nadie recuerda el nombre del producto del banco ¿Qué?, ah sí, del BCP. Fue acaso en una noche de copas, fue producto de una alucinación pajera… ¿de dónde nació tal idea?. Fue acaso la suma del pobre Ekeko andino con los budas chinos que llevó al publicista “X” ganarse los frejoles con una idea como esa. O es parte de la explotación del cuy como producto de exportación. ¡Viva South Park!, ¡Qué muera Kenny carajo!, quienes se atrevieron a colocarlo de manera espectacular en uno de sus memorables capítulos.
Ya detesto a quienes incluso se han hecho fanáticos del Cuy Mágico que da plata, del que capacita empresarios, del que baila reggaetón en el youtube, del que tiene su club de fans en el hi5 con la cantidad alucinante de 50 mil ahuevados.
- Cuy Mágico que da plata, préstanos pues.
Ahora que ando más endeudado dime entonces: “Preocuparte no debes”... Pobre animal.
Ayer sábado observaba feliz el partido del Liverpool con el Fulham de Inglaterra por Fox Sport (canal 50). Y que creen, en el entretiempo del partido, aparece el pobre huevón, rodeado de esos dos actores regordetes con cara de estúpidos soñando comprarse su pedazo de tela. “Comprate este”, jure les diría si los tuviera frente mío.
Quiero proponer una hipótesis. Acaso este cuy es estereotipo de los publicitas de looking flower quienes piensan aun que el microempresario es el mismo que ama Dina Paucar y se enciende con las arpas de Ayacucho. Puede que sí, pero se equivocan, la nueva generación (esa la del Grupo 5), de laptos HP sacadas al cash en una tienda por departamento ya piensan más en alucinarse con REM y la Ñ más rock en español. Mal pues compadre. Ingenioso es. Efectivo para la marca no sé cuanto. El creativo ya logró marcar una nueva institución en la publicidad local: un cuy, que deja mal parado al entretenido “Es fin de mes” y ya parece transcenderá como el popular “¡ahhhhh Yungay!”. Pero de allí, ya lo diría Casaretto: “No pasa”.
Un sujeto identificado como Milton Vela en un comentario que hace sobre el Cuy Mágico en la pagina web de El Comercio dice que le dicen lo siguiente. Que Rolando Arellanos, comparte la hipótesis que se maneja en este post: “Se esta abusando del estereotipo que se tiene del empresario PYME porque el cuy será más familiar para la anterior generación que para ésta, que ya transita desde el Mega Plaza hasta Larcomar y si quiere se va Asia”. Golpe bajo para la ingeniosa publicidad. Es cierto, tiene mucho de verdad, también.
Y es que, hasta el Cuy ya se apoderó del google. Más de 20 páginas dedicadas íntegramente al roedor que ya me hace recordar a los prontuariados Quimper y León. Sinceridad: me lo comería chactado.
Harto estoy (carajo, acabo de expresarme como ese jijuna). Acabo de dar clic al grupo del facebook que me hace integrante del grupo que quiere darle vuelta al roedor. Habla, ¿te sumas? Si ya lo hiciste únete a la cruzada y difunde este post y responde al foro: ¿Dónde patiarias al Cuy Mágico?: las opciones son:
- En la cara de imbecil
- En el culo
- En las manos de maricón.
Yo me quedo con la primera. El foro esta abierto. ¿Te apuntaste?. Matemos al Cuy Mágico.

sábado, 15 de noviembre de 2008

El suicidio de los años

¿Pueden morir los años acaso? ¿Ser suicidas por vocación? Los meses pueden ser cancerberos asesinos de los que muchos llaman ilusión y Virgilio su personaje más inhóspito pues solo brinda un tour gratuito por el infierno sin ofrecer los círculos del cielo, eliminando, claro esta, todo tiempo, segundo o reloj para no dejar rastro de los que alguna vez pasó. El suicidio de los años es posible, solo conoce de personas muertas.
En un mes maté ocho años. En mis 24, asesiné los 23 anteriores, hoy con 25 me resumo en la filosofía Mao: destruir, para reconstruir. Critiquen caviares. Sé que está mal. Se supone debo andar destrozado, con la cabeza gacha y el rabo entre las piernas. Un amigo me comenta que me ponga triste de una vez pues en la noche los sentimientos pesan y los ojos se humedecen. Que el corazón tortura como una resaca por desamor, como una bajada sin comida.
El mismo compañero recuerda que la felicidad es la extensión de la tristeza y caray, cuánta razón tiene. Ahora trato de endurecer este caparazón poliédrico que aparece sobre mi espalda como si me convirtiera en una tortuga o quizás en el animal que Kafka desea me transforme. Lo juro, ya siento como me sale lo baboso del cienpies ¿o el escarabajo?, lo que sea, baboso en fin. Acabo de matar ocho años digo, porque me disparé contra los pies. Maté los que quizás fueron los cinco años más felices de mi vida. Y pronto mataré otros tres que sirvieron para aprender del oficio como de la profesión. Ocho años, cinco más tres, la suma de los términos solo da un resultado: la habitación vacía, la cama solitaria y la puerta cerrada. No molestar, dice el anuncio sobre mi puerta. Hagan caso por favor.
Escribo y notó como se me sale un poco el alma y la refreno, pues sé que si la dejo escupir esta se transformará en dolor. Y el caparazón, como cáscara de huevo, se romperá frágil, para derramar su contenido de dolor. Dramatismo cojudo, digo ahora que leo esto, si pues… lo es. Déjenme serlo por un día. En la madurez, la tristeza dura una noche, jamás un día. Mañana, con la llegada del sol –que saldrá- todo pasará y el error que sé he cometido será borrado, pues las penas se llevan también las reflexiones y todo seguirá como la vida quiere, cada cosa en su lugar, cada persona en su local, cada uno donde desde mañana, debe estar.
En unos días, además me quedaré sin monedas ni acción. Son decisiones que ya están tomadas. Creo que la pena que siento por el tema que me resisto a decir y publicar se convierte en rabia cuando toco lo profesional. Todo, llega a un límite, las cosas también van llegando a su final, solo espero una canasta. Destruir para reconstruir. Sí carajo, filosofía Mao.
Por lo pronto tengo un dolor de garganta y harto moco dentro de la nariz. Ya, la mierda, no quiero escribir más y este nuevo post se convierte en otro tanto frustrado que será publicado y leído sin la mínima cuota de piedad por el lector. Nadie lo comprenderá, qué chucha.
Bueno, en realidad pensé me serviría esto de catarsis pero peor, ni si quiera logré curarme en salud, lo cierto es que por mi culpa alguien no anda bien. Es otra de los errores con lo que deberé aprender a convivir: 2008, año de mierda, solo me dejaste una lección, los años también son suicidas, dejas personas muertas.

martes, 14 de octubre de 2008

Nació un 31 de agosto de 1929. Murió un 4 de diciembre de 1994
Un homenaje al maestro Ribeyro

Maestro, usted que descansa allá en el cielo, cuénteme, cómo nos ve. A estos personajes suyos, a estos mudos parlantes. Cuénteme maestro, ya que sin haberlo conocido me siento cerca de usted… Y pensar que a han transcurrido casi catorce años de su partida.

Escribe: David Gavidia.

Querido Julio Ramón,

Discúlpeme por estas vagas líneas. Su grandeza, tal vez, hagan de este homenaje un sencillo pasquín, pero no podía ser ajeno a su celebridad, ajeno al mes en el que usted, por terco, se nos fue.

Y le digo terco, porque usted Ribeyro prefirió la tumba a quedarse paralítico de genio (no podía escribir sin cigarro entre los labios), temeroso cáncer de mentes fértiles como la suya Julio Ramón. Pero ello nos costó, nos dolió y golpeó duro aquí en el corazón, por que dejamos que usted sea devorado por aquella musa negra vestida de cangrejo y nos dejara huérfanos de cuento, huérfanos de Ribeyro.

Y uno que lo conoció desde pequeño y oyó de voces padres oír que Ribeyro era camarada de tertulia, flaco, lánguido y ameno de voz. Aunque su fama de triste lo hayan hecho un literato que gusta. Pocos han logrado lo que usted, Julio Ramón: hacer de Lima, eje motriz de sus historias, capital convulsionada donde “…encontrar a un limeño es un verdadero milagro” y van muriendo los recuerdos de “Las tristes querellas en las vieja quintas”.

Ribeyro, y uno que aprendió a quererlo en las aulas al toparse con “Los gallinazos sin plumas” en las carpetas primarias, “La botella de chicha” en las secundarias y con “Silvio en el Rosedal” en la universitarias, déjeme decirle algo: en realidad con usted se aprende, sí, se aprende a ver “su” vida, “nuestra” vida depositada en aquellas hojas amarillas, todos somos personajes de sus obras, todos hemos crecido como higuerillas en los lugares más amargos y escarpados, donde se aprende de la vida, su dulzura y acidez. Don Julio Ramón, hoy usted nos hace falta.

Y si pedí disculpas por estas líneas fue porque esta misiva de investigación no tiene nada, pero si de aquellas cartas que usted, amigo mío recibía cuando en Paris yacía afincado y con la cabeza gacha evitando la fama, aquella que usted tanto odiaba. De usted se ha escrito mucho, y se ha hablado mucho también, pero todos tienen un defecto: Todos creen tener la gran verdad.

Don Julio Ramón Ribeyro, qué hubiera sido de usted si nos hubiera durado un poquito más. Porque se nos fue como los más grandes… quién lo diría pues, que ese flaco “fumeque”, el mismo que irónicamente cuidaba su salud con largos paseos en bicicleta acompañado, por supuesto, de un cigarro en los delgados labios, logaría en su soledad disfrutar del premio más importante de las letras en el habla hispana: el Rulfo, sueño de los más connotados escritores. Pues sí Julio Ramón, lo ganó y días más tarde nos dejó, ¿Irónico verdad?, o es que usted lo decidió así, largarse de esta tierra para ser recodado como los más grandes… se nos murió usted en los años más felices de su vida, cuando con cáncer y todo era capaz de encender cigarrillos y disfrutar escribiendo frente a su vieja máquina, la misma que no abandonó ni un minuto antes de su muerte, aquella fabulosa que fue el nexo entre su mente y el papel para regalarnos los personajes más entrañables de sus obras, entregarnos Efraínes, Bobys y Albertos en frenéticas luchas con los cholos Gálvez, por que usted fue así Ribeyro, terco, y prefirió dejarnos huérfanos de cuento a quedarse usted viciado de mente, paralítico de credo literario.

Don Julio Ramón, le dejo esta carta bajo el brazo, tal vez no fue mucho, pero la intención cuenta, no quise repasar mayores detalles de su vida, para qué, si usted fue tan discreto. Para qué hablar, para que narrar, sólo le digo algo amigo mío, cuando respiro tranquilo en cama y salta a mi mente las ganas de soñar pienso en usted, creo en su obra y la agradezco, luego maldigo la hora en la que este mundo de mierda nos privó de usted, don Julio Ramón Ribeyro. Seguiré su sendero, ¡Gracias Maestro!.

miércoles, 8 de octubre de 2008


Del significado de Octubre y sus creencias religiosas
Cristo negro, su hábito y el turrón...

Porque soy flojo y ando con la cuestión apagada no se me ocurre mejor idea que colocar esta crónica hecha en 2003 cuando trabajaba en el extinguido diario Liberación y tenía 19 años. En su momento tuvo buenos comentarios. Hoy (ya con casi 25) la noto un poco extensa y con muchas comas que deberían ser reemplazadas por puntos seguidos. Al igual de palabras y párrafos enteros que borraría. De todas formas se las entrego ¡Con cariño! Ya, lean y comenten.

Escribe: David Gavidia .
Foto: Karen Espejo (pirateada sin su permiso del hi5 que poseramente mantiene).

Tuve la suerte de nacer en un mes de tradiciones, una tarde de Octubre, mientras el Señor de los Milagros recorría la avenida Brasil para hacer su típica visita al Hospital del niño.

Mi madre era dada de alta en el Hospital del Empleado y salía conmigo en brazos. Era un recién nacido. No comprendía lo que significa este mes en Lima. Imagino que mi primer contacto con la sociedad fue con alguna señora gorda y fea que le ofrecía a mi mamá Vicky un dije milagroso, con una imagen indescifrable para mi, mientras otra me echaba incienso en la cara para la suerte...por cierto, la tuve.

Han pasado 19 años y recuerdo haber acompañado fielmente aquella imagen indescifrable en sus inicios y que terminó por llamarse Señor Milagros. Al principio sin saber por qué y hoy con la firme convicción de seguir haciéndolo hasta que me recojan de este mundo. Durante años comprendí lo que significa este mes en el que tuve el privilegio de ver por primera vez la luz. Octubre resultó ser sinónimo de fiesta y fe, donde los fieles siempre miran en dirección a las Nazarenas como los árabes a la Meca.

Octubre, además de fervientes muestras de fe significa un atracón de la patada en las principales arterias de Lima. Ojo descuidados y descuidadas. Choros y pirañas abundan. ¡Señor, ten piedad de nosotros!.

Jamás use hábito. Recuerdo que en el año 93, cuando cursaba el tercero de primaria, un amigo llegó al colegio con una corbatita en la que tenía bordada la imagen del Señor, lo primero que pensé fue en tener una igual y llegar a las aulas orgullosísimo y corbatudo, con cara de penitencia y de ser buen religioso. Llegué a casa, le pedí una igual a mi mamá, la respuesta fue negativa: “Tienes que ser devoto”, me dijo, ¿Qué significaba eso?, pensé, en mis escasos nueve años. “Tienes que ser fiel”, me respondió, de seguro intuyendo mi aun tierna ignorancia. Nunca use una igual.

Diez años después de este suceso tan lejano y añorado aun recuerdo a este compañero y me pregunto si seguirá con sus firmes convicciones, como en aquellos años de primaria, cuando incluso se atrevió a darme algún cursillo acelerado para ser “todo un devoto”.

Ya lejos de las aulas escolares y trabajando para este medio de comunicación, aprovechando una comisión, decidí pasear por esa zona morada y entrar un momento a venerar a la Imagen, sorpresa mía, al ver que para ingresar a tocar un cuarto de segundo la efigie, tenía que hacer una cola enorme, toda una procesión. “Ingreso dos de la tarde”, un letrero. Observo el reloj, medio día, era un abuso.

Una música celestial acarició mis oídos. “Señor de los Milagros... aquí venimos en procesión, tus fieles devotos a implorar tu bendición...” ¿La música vendrá de los interiores de la iglesia?, ¡No!. Sorpresa, el último grito de la moda en venta: el CD del Señor de los Milagros, con todos los temas de la famosa procesión, además la historia narrada por una voz melancólica, preocupada o estreñida, ¿Cual es el precio?, Diez soles joven, es doble. ¿Y el casete?, 5 soles.

¿Cuántos vendes al día?, pregunto confianzudamente a un señor de camiseta blanquiazul. El me responde sin pensarlo siete veces. “Depende, 5 o 6 incluso más".

Una Señora que observa la conversación se acerca con un centenar de estampitas, velas y rosarios. Sin que nadie le preguntara algo ella responde a mi inquietud anterior. “Yo puedo ganar hasta 100 soles en los días de procesión, trabajo desde la 6 de la mañana joven hasta las 9 de la noche".

El mundo del turrón en las afueras de las Nazarenas. Siento en la espalda un jalón, mi chompa se estira al máximo. “Tenga cuidado oiga”. Le digo a una turronera uniformada de enfermera. Ella, con el bocado de la muerte en una bandeja de platino insiste. “¡Joven no se lleva un turrón!”. “Suficiente con el tuyo”, quise responder. Noté que le faltaba un diente. “No hay plata”. Respondí con incomodidad, pues 10 vendedoras más se venían al asecho con su mañoseo turronesco. ”Prueba te va a gustar”, insinúa la chimuela. Acepto. Un mordiscón a aquella suave porción de miel y frutillas, sabe bien. Es “Doña pepa, el original”.

Pronto caigo en la cuenta que todo los turrones son de Doña Pepa. “Turrones Doña Pepa de Santo Domingo”, “Turrones Doña Pepa, El Milagroso”, “Turrones Doña Pepa Las Hermanitas”, además del antes mencionado. ¿Todos son de doña pepa? Pregunto, “Amigo es que ella es la creadora”, responde con la solemnidad que solo una entendida en la ciencia del turrón puede ofrecer. Continúa, “nosotros somos los originales, usamos fruta y miel de calidad, somos el más suaveciiito”, parece cantarme su jingle. “Eso no es de San José”, increpo. Silencio. “No me malogre la publicidad joven”, (risas). ¿Cuánto el kilo? A doce soles mi amor, el medio a ocho y el cuarto te lo dejo a dos. Aunque sea llévame un cuarto y luego a la cama”. Me quedé frío, ¿La del turrón bravo se me insinuaba? Sonríe, se carcajea, se burla. “Una broma joven, pero gasta dos manguitos. Te has comido como cinco bocados” (carcajadas). Casi hipnotizado por su juego de palabras accedí a comprarle un pedazo del postre de Octubre. Quién puede con el encanto de las vendedoras antipáticas y groseras pero querendonas y sobonas de Lima. Hasta pronto papacito y que el Señor este contigo.

Todo Lima en el mes morado se contagia de un fervor religioso. Todos, al igual que en agosto cuando le toca el turno a la bella Santa Rosa. Hoy esta Iglesia bajopontina yace polvorienta, lejana y olvidada. A solo media cuadra de la ahora poblada Nazarenas.

Luego del heroico escape en la iglesia vecina quise ingresar por un momento a sus pasadizos alejándome del bullicio de media cuadra más arriba. El resultado de esta visita: tristeza total, aquella Santa tan visitada en Agosto y olvidada el resto del año, como nos cuenta el amigo portero, es en estos momentos fiel reflejo de la melancolía al igual que su pozo milagroso, vacío. Los ambulantes van a contar sus monedas y la mercancía con la imagen del negrito crucificado, si un parroquiano ingresa a visitar a la bella Santa los buitres de la informalidad van a su acecho de inmediato, ¡Sobres para el pozo de los milagros!, ¡La verdadera historia de la patrona de Lima!, mientras esconden presurosos la mercancía morena. Todo es negocio.

La peregrinación es una historia a parte, estos mercantilistas de la fe se mezclan entre los fieles y te refriegan en la cara el calendario 2004 del Cristo Pachacamilla, rompiendo la concentración y las promesas de sacrificio y el pedido del milagro correspondiente.

Como escribí en los primeros párrafos de esta crónica, mi fiel compañera en estas vicisitudes religiosas de la vida fue mi madre, mi mamá Vicky, quien todos los años era capaz de despertar a su hijo único a las seis de la mañana, y yo, renegando me ponía de pie, pero al darme cuenta que este día de procesión resulta una fecha especial para mi, saltaba de la cama, me vestía con lo más parecido a morado que tenía y salíamos disparados de nuestra casa.

Allí en la avenida Tacna, miles de personas se daban cita (como en esta mañana), la emoción de los devotos es contagiante. Señoras de hábito con sus mantillas y sahumerios en las manos. Llorando, caminando de rodillas, hombres a punto del flagelo y niños en los hombros de sus padres sin comprender lo que sucede.

Adelante la imagen se desplaza lentamente, paso a paso con un movimiento galante, mientras la población en los edificios lanzan globos morados, blancos y papel picado, el momento se llena de un olor a octubre, las cadenetas parecen resistentes al viento, el Puente Santa Rosa cerrado para el paso de los peatones, las palomas blancas pasean por el cielo gris como intuyendo el síndrome de paz que invade el lugar, los fieles parecen estar de luto eterno, forrados de un color sicodélico que nosotros los limeños nos hemos encargado de transformar en tradición.

Uno que Reza, otros que lloran, muchos dirigen su mirada al cielo e inicia sus peticiones acompañadas de promesas, en muchos casos imposibles para los mortales pero no para lo que llamamos Todo Poderoso.

“Señor protege a mi familia, y los que quiero. Cuídame. No me separes de los que amo. Señor libérame de todos los males”. Un hombre paralítico llora, una anciana parece desmayarse en la aglomeración del cine Tacna, Defensa Civil aparece presuroso en su rescate, mientras el equipo de Alianza Lima dejó la vestimenta blanquiazul para forrarse de blanquimorado en signo de sus creencias.

Los vendedores siguen llenándose los bolsillos de fe ajena, sin importar dejar una muladar el lugar donde se colocan a hacer su negocio, picarones, bocadillos de Piura, piedras pómez, chicharrones, y los rateros se disfrazan de creyente por un momento. Medio Perú siguiendo aquella imagen milagrosa, dejando esperanzas por donde pasa y presto para la jarana de la noche que acabará en bronca y con promesas de cambio olvidadas y renovadas para el próximo año, total los pecados serán eternos, así como el negro más querido del Perú, con su octubre criollo, el hábito de gabardina o polyester morado y su turrón de doña pepa, sea la marca que sea, de igual forma siempre tendrá sabor a Octubre.

jueves, 18 de septiembre de 2008


Los niños del pabellón. Infierno en la piel

Esta semana en el diario La República publiqué una crónica sobre niños quemados que inció así: "Es difícil escribir cuando se siente el dolor ajeno. Más complicado cuando se trata de niños que sufren. La dureza del periodista, esta vez, logra flaquear. Por eso, ingresar al Pabellón de quemados del Instituto Nacional de Salud del Niño puede resultar un reto para el corazón". La siguiente es una historia inédita escrita en 2005 para el diario Expreso. Los editores en aquella ocasión dijeron se trataba de una crónica muy fuerte. Bueno, se lo dejo al criterio de ustedes. Espero les sirva de lección.

Escribe: David Gavidia
Foto: José Vidal (*)

Símbolos del olvido. Lucero conoció el infierno. Lucero sigue en él. Por las noches llora, las brasas arden en su piel. Se despierta, grita y su llanto es aullido en la noche tétrica del Hospital del niño. El dolor invade el pabellón de quemados. Ella tiene, apenas, un año 8 meses y, el 25 % de su cuerpo corroído por el fuego.
A pocos días de la tragedia, hace un año, su madre, la internó en el hospital y se olvidó de su existencia, hoy, no se sabe su paradero. Lucero se encuentra abandonada y en su tierna ignorancia sólo juega, camina y corre en el gran patio que es su pabellón, aquél que ya la adoptó y brindó su corazón.
A su lado esta Jeffersón, también las brasas bailaron el su tersa piel, tenía un mes cuando estas hicieron carnaval en su carne, su hogar quedó destruido en Ayacucho, un incendio los dejó desamparados. En su desesperación, la familia lo trajo a la capital, éste tan solo tenía un mes de nacido, no encontraron mejor solución, olvidarse de él. Ahora, Jefferson se ha convertido, junto a Lucero, en los niños símbolos del pabellón. Ambos comparten (triste coincidencia) la misma historia.
La casa mayor. El Pabellón número I del Hospital del niño es un viejo edificio. En el piso 3 se encuentran 29 niños internados, todos con quemaduras de primer, segundo y tercer grado. El caso más crítico es el de un niño de 8 años con el 53 % de cuerpo destrozado. Así, todos transcurren, desde los cero, hasta los 18 años. Todos envueltos en la misma tragedia, todos pobres y sin recursos.
El pabellón ostenta 35 camas, insuficientes en el mes de diciembre, cuando las fiestas de fin de año se convierten en drama y la ignorancia se hace presa de sus carnes: agua hervida, fuego, corriente y pólvora son los principales motivos.
“Existen dos causas por la que se producen estos accidentes. La primera es la miseria y la segunda la ignorancia”, cuenta el doctor Augusto Bazán, quien hace 42 años fundó el pabellón de quemados del Hospital del niño y hace 19 es consultor Ad honorem del nosocomio infantil.
“En 200 pacientes encontramos que la mala vivienda y la miseria fueron las principales causas de sus accidentes. Estos hogares, donde viven en promedio 5.5% de personas no cuentan con las principales necesidades y ningún tipo de servicio. Los llamamos monoviviendas”, afirmaba y con tono más enfático recordó que la ignorancia también juega un papel (antagónico) en esta problemática. “Los padres dejan los depósitos con agua al alcance de los niños y estos los jalan, por lo que caen en su rostro. Aquí encontramos que los más afectados son los menores de 3 años”.

El precio del No Saber. Y sí pues, tuvo la culpa. El doctor Bazán, acompañado de un grupo de enfermeras nos cuenta que una madre desprovista y su desconocimiento causaron la desgracia. “Un recién nacido, tenía 16 días, lloraba y lloraba, la madre no sabía que hacer. Era primeriza... tanta fue su desesperación que pensó, ´ tendrá frío ´ y lo planchó. Le metió plancha caliente al pecho del bebe, pensó que hacía lo correcto, que el frío cesaría. Triste fue su sorpresa, cuando esta le quitó el polo, la piel quedó impregnada en él, se le notaban las costillas, lo trajeron de emergencia al hospital. El niño, solo había tenido hambre”.

De la inclusión social. Una cuna. Una almohada. Un letrero. “Prohibido desatarla”. Un niño, de aproximadamente 3 años se encuentra atado a la cuna. Sus extremidades parecen jaladas por 4 cuatro caballos. “Tiene que mantenerse amarrado, no se puede rascar. Si lo hace pueden quedar cicatrices en su piel o contraer infecciones como la pseudomona”, cuenta una de las enfermeras que cuidan a los niños menores en una de las habitaciones. Todos comen, aquel jueves el menú fue menestras, jugos y gelatina.
“Es difícil mantener a un niño quemado. Tenemos muchas carencias. El estado ayuda a estos niños durante los 10 primeros días. En el undécimo ya no tienen apoyo y los familiares tiene que cubrir los gastos, como son pobres no pueden continuar”, cuenta el doctor Bazán.
Quien oía esto es una desesperada madre, ella tiene cuatro meses en Lima, proviene de Junin y su hijo, de 2 años, sufrió quemaduras en la totalidad de su rostro, es un caso tétrico. La doña, ya lleva cientos de soles gastados, entre curaciones, terapias, cremas, hospedaje y alimento. “Me duele ver a mi hijo así”, dice, solloza y recuerda... “un plástico ardiendo cayó en su rostro”.
De la reinserción. Ese es un tema que importa. ¿Cómo lograrlo?.“En el Perú, anualmente requieren rehabilitación más de 20 mil niños. Ellos necesitan de cirujanos, psicólogos, asistentes sociales y terapistas para su recuperación que dura entre 2 y 5 años luego del accidente”, comentaron representantes de la Asociación de Ayuda al Niño Quemado, ANIQUEM.
De igual forma comentó Julia Huayta, directora del Programa De Ayuda a la Vida Para Víctimas con Secuelas de Quemaduras (PAV_VISEQ). “Tiene que tener tratamiento psicológico. Ellos tienen que entender que lo suyo no es un defecto y pueden afrontar la vida sin problemas, tener éxito y evitar la marginación, siempre hay que luchar contra eso. En alguna ocasión el director de un colegio en Los Olivos le negó la matrícula a un niño quemado, no lo quiso recibir por este problema. Luchamos hasta que lo hicimos”, aseguró.
Y así se hace rutina. La marginación, las carencias y la ignorancia. Miles son las prevenciones, conocidas hasta el hartazgo. Qué no dejar líquidos calientes cerca de los niños, qué no encender fósforos cerca de materiales inflamables, qué sino hay luz, qué si no hay agua, tener mayor cuidado. Desechar el Kolinos como crema ante quemaduras (tremenda barrabasada), en caso de estas, sumergirlo en agua fría por unos minutos. Y así pues, se hace rutina, más niños siguen sufriendo, sin tener la culpa, mas fuego los sigue consumiendo y ahora Lucero y Jefferson están olvidados, un albergue será su próximo hogar, no hay ayuda, no hay dinero... los accidentes suceden, es cierto que vale prevenir, pero en estos pagos estamos acostumbrados a lamentar.
*(Extraída de la edición online del diario La República).

sábado, 30 de agosto de 2008

Si te contara

Cuando el amigo Junior se fue sabía lo que perdía. No hay refugios más complacientes que las conversaciones con los mejores patas. Sabes que oirán, callarán, luego opinarán y de seguro, al final de la charla dirán: !Habla,
unas chelas!, qué felicidad. Esa es amistad. Imagínense, si el Dingo lo sabe...
Bueno, eso ya no existe, así que uno comprende que las conversaciones que salen de la vilis o el corazon quedarán estancadas en el charco del olvido, por un buen tiempo al menos. Por eso solo queda callar. Y el silencio es como el cáncer: te come por dentro, te oscurece el alma, te vuelve un ser vulnerable a la compañía. Entonces uno se da cuenta que hay pocos refugios donde cobijarse. Es cierto, uno puede contar cosas a los amigos, pero no siempre con la verdad absoluta. Es mejor tapar ciertas cosas, como el sol con un dedo, que -en lo metafórico- sí es posible.
Ocultar ¿porqué?, Y es que no hay una voz cómplice que te diga: "eso esta bien", sin juzgarte, o "la cagaste", sin ser criticón. Es cierto, muchos dirán que tengo una bonita compañía siempre y la pregunta caerá ¿Por qué no ella? Fácil, la voz del carnal se extraña. No es lo mismo contarle "algo" a un hombre que a una mujer, por lo menos yo entiendo así las cosas. Hay conversaciones por cada género. No es machismo, ni feminismo, es
cuestión de complicidad. Como decirle a una mujer, por ejemplo, que te jode que Z se enamore de Y, que Y se vaya bien lejos y vuelva con N. Qué N es una variable universal, que más que un número significa cantidad, que resulta siempre mucho, como los cariños que se extinguen con cada botella de licor. La culpa entonces, sin querer, es de A y B. La pregunta es, dónde aparece D. Todo un enredo. Cómo contar entonces que un día te fuiste de parranda y llegaste a una barra de a Sol en la Colmena con las mismas ganas de morir que tu amigo, hermano y compañero de trabajo. Las ganas de recibir un balazo en la nuca y ser enterrado un día despés. Las mismas ganas de morir que a veces se apagan cuando vez, a las seis de la mañana, un cuasi cielo azul tornasolado. Raro, en una Lima gris. Es eso o el exceso de marihuana. No lo sé... Ahora te comprendo Vallejo.
Hay veces que uno amanece con ganas de llorar y eso se oculta con las mismas licencias que tuviste las noches en que quisiste matar o que te maten. Ayer tuve esas ganas, de naufragar solo. Y es por eso que, una vez culminada mi cita con una amiga de la vida, decidí dejarla sola, en un bar del Centro de Lima en compañía de su (otrora, o actual) enamorado para caminar. Reconocer las locetas mojadas del Jirón de la Unión y el olor a basura fermentada que nace de la esquina del Mc Donalds, o los freaks en busca de marimba o coca bien pateada. No sé. Solo reconocer, es siempre bueno la soledad. Qué rico es caminar pensando en la gente que se va.
- "Oye Junior, te fuiste y te jalas gente en estampida". Esa no te la conté, entre ellos la china Mariela y amigos de los que nunca te hablé pero que de haberte quedado seguro te hubieras enterado. ¿Qué hacen todos por allá?. Haciendo patria seguro. Hay veces amigo, que uno se siente como un paria. ¿Cómo jode verdad?. Se Abren más silencios. Uno por aquí otro por allá y te vas convirtiendo en un mudo. Espero no terminar como uno de los personajes de Ribeyro. No me cae el papel de perdedor, eso es lo que creo. Silencios, dudas, preguntas ¿Qué hubiera pasado si te hubiera contado? "Ta mare, eso no lo sé". Hace unas semanas odié a todos. Y fue por que te enseñé las fotos del bautizo, y descubrí besos, amores que se fueron tiñendo de negro para quedar enfundados en lutos eternos. Sí, pongamosle humor. Mi odio hacia la gente fue porque andube con el negro encima, jaja. Y te lo aseguro, cómo dolió. Pero es extraño, a uno se le mueve el piso y comienza a detestar a la gente. Incluso discutí con mi mamá. Imaginate el grado de consternación en el que andaba.
Quería, una vez más, salir a la calle y buscar matar a alguién, era la excusa, quería que me chanquen, para, como el fénix (es el único animal que me vino a la mente) renacer del polvo (cómo me gusta esa palabra). No me golpearon, tampoco chanqué a nadie, pero sí tengo por seguro que destrozé unos corazones. No todo es decepción por amor, sino todo pasó por mi actitud molestosa. Sí, fantasmas que salen de ninguna parte. Ahora parece que vuelven, lo sé, solo por unos días pues ando de vaciones y el viaje a Cajamarca y la soledad me harán recapacitar.
Ayer almorcé con una nueva amiga de ojos grandes y cabello rizado y le prometí (como mil veces he hecho
delante de tanta gente) cambiar desde el lunes. Y como parte del cambio de piel esta en volver a las letras, actualizar el blog e intentar sacar los demonios. El papel sí que lo aguantará.
Junior, esto ya parece ir tomando tono de carta, te cuento, he tomado la decisión de partir. De irme. Pronto espero darte noticias. No creo ir a visitarte, mis rutas son latinoamericanas. Espero eso sí, pronto verte, en pocos meses han pasado mil cosas: conocí Huacho... oye cabrón, cuentame tu viaje a Roma. ¿Es tan bonito Venecia?, eso ya suena a canción.Prometo volver a escribir. También tener una actitud más positiva. Por lo
menos ya no odio tanto a la gente. El roce con otros cuerpos ya no me exaspera tanto. Mejoré mi actitud con mi mamá y ando tan confundido como cuando me quitaron el tapete y caí de cabeza sobre el suelo. Ya pasará. Solo pido unos días.
Mientras seguiré escribiendo. Eso de hacerlo con la cabeza gacha sí que da resultados. No hacía bien ni una nota de prensa por miedo al papel en blanco. Ya no más, prometo cambiar. Eso sí, solo desde el lunes.
Pd: La compu ésta esta jodida, disculpa las fallas y los errores ortográficos que si son mios de mi, pero la premura hizo que el texto salga así. Esta publicado tal cual, sin corregir. No lo tomo como una falta de respeto, sino como un texto honesto. Espero no te joda.
alonso david.

jueves, 19 de junio de 2008

Constante decepción



Quiero dar mi protesta luego de la derrota contra Uruguay. No pido la cabeza de nadie, solo comprendan la posición de un hincha que mata por su equipo y espera que los jugadores, hagan lo mismo por el Per(ú).

Escribe: David Gavidia.

El sábado último rompí una promesa. Después de doce años siguiendo a la selección, cada vez que jugaba en Lima, no asistí al estadio. Hice cosas imposibles por ir siempre a los partidos de mi adorada Blanca y roja. (¡Carajo, qué defraudado estoy!): Me escapé del colegio en el año 97, le robé 50 soles a mi mamá para comprar una reventa contra Brasil en 2001, e incluso empeñé mi DNI para adquirir un boleto y asistir a un partido contra Chile en la misma eliminatoria. Siempre a Norte, en mi querida popular. Pero el último fin de semana, contra Colombia, nada. Recordé entonces que tenía plata pero no ganas. Era un efecto rebote. La decepción del buen hincha. La tristeza del que se siente defraudado.
Ya lo dijera Nietzsche: “Es que nada hay tan difícil como cerrar por amor la mano abierta y avergonzarse de su generosidad”.
Nunca le fallé. Se los juró. Partido amistoso en Lima, ¡Presente!, partido de preparación en el Monumental, ¡Presente!, en el Nacional ¡Presente!… para qué más.
La última vez que pisé el estadio para ver a la blanca y roja fue contra Brasil. Ese gol de Vargas lo grité tanto como uno de la U. Pero finalmente un triste empate. Luego de aquel partido sucedió el show del Hotel Golf los incas, cayó Pizarro, Mendoza, Acasiete y Farfán con la facilidad que Masías se resiste a disculparse con los ciclista de Larcomar (“¡Nos detuvieron por Cholos!”, La República, 13 de junio de 2008).
Entonces vino la debacle. Expulsaron a esos jugadores, supuestamente los de mayor calidad (sigo dudando de Pizarro y Mendoza) y vino lo bueno (es un eufemismo): España nos metió dos, México cuatro, Colombia uno y en el colmo de la barbarie Uruguay seis. Nuestra boca se infló de gol en solo dos ocasiones. (Cómo duele perder así). Ya no lo pudo describir mejor Abelardo Sánchez León: Se trata de “La balada del gol perdido”. La clasificación quedó de la siguiente forma: últimos del continente, con solo tres puntos en el bolsillo y menos doce goles “a favor”. Qué ironía. ¡Humillante!
Me pregunto: ¿Es acaso tan difícil defender una casaquilla que representa un país?. ¿Tan complicado, por último, saber que, no eres tú (Mariño, solo por decir uno) sino esa casaquilla representa a tu mamá, papá, hijos, abuelo, tu …¡!!!HISTORIA…!!!.
¡!!NO TODO ES PLATA MIERDA.!!!
La pregunta me la hago como hincha que gusta de fútbol y lo aseguro, mataría por mi equipo. ¿Qué pensará Cueto de todo esto? ¿Dirá algo el “nene” Cubillas?, Maestro Challe, no me jodas, esto es un mal lúpulo…. ¡No pasa!.
Ayer los trabajadores de Construcción civil realizaron una marcha rumbo al Congreso y no sé cómo se consiguieron un póster tamaño natural del “Chemo” del Solar (Sigo siendo tu hincha José Guillermo, pero por tu bien… renuncia). Al llegar al Parlamento lo quemaron y pidieron su cabeza. Hicieron lo mismo con Burga. ¿Vive el doctor?. Sí, se fue a mermelandia.
Mientras, el hincha recibía a huevazos al ex equipo de todos. Les gritaban maricones y hasta cáscaras de plátano les mandaban. Esa es la sensación del verdadero hincha: decepción. Por eso preferí no ir al estadio el pasado sábado rompiendo con eso mi promesa de niño.
¿Es tan difícil sudarla por la tierra que los vio nacer?. ¿Es tan complicado salir a la cancha y decir: Hoy, por ti… la vida?, los aseguro que no. Personalidad, por la puta.
No hablemos de cambios. Para eso están los especialistas. No hablemos de manzanas podridas porque, ya sabemos por donde sale el gusano. ¿Dónde esta mi fútbol?, me pregunto ahora. Este domingo vuelve el apertura y dejaré que nuestro nivel doméstico nos siga engañando mientras la prensa deportiva-amarilla nos siga vendiendo papas por camotes. Yo seguiré alentando a mi equipo (Por siempre ¡Y dale U!) y, aunque nunca pude jugar en una profesional, seguiré dejando mi garganta en la tribuna como deseo que mis jugadores dejen los huevos en la cancha.. Quiero seguir engañado. Que somos los mejores. Entonces iré al estadio o prenderé el televisor en CMD, y cuando mi equipo gane, compraré todos los periódicos deportivos y los coleccionaré, y cuando pierda, olvidaré que hay una selección que lleva una franja roja sobre el pecho y que me hace llorar. Solo allí, le robaré la frase al Búho tevé, y con pena: apagaré el televisor.

miércoles, 4 de junio de 2008

200 años entre los vivos

Lugar de reposo de presidentes, escritores, héroes y religiosos, Cementerio Museo Presbítero Maestro cumple un especial aniversario con problemas y esperanzas. Crece el turismo nocturno en su interior.


Una crónica de: David Gavidia.

¿Cómo andar entre las tumbas y de noche sin temor alguno? Cuando los nichos se hacen más profundos y los mausoleos más grandes. Cuando la oscuridad llena cada espacio y la luz solo aparece a lo lejos, como luciérnagas en el bosque. No hay ruidos y la muerte es compañía. ¿Cómo caminar entre las tumbas con tanta vida muerta?
La pregunta se la trasladamos a José Izaguirre, panteonero del Museo Cementerio Presbítero Matías Maestro. Está habituado a absolver ese tipo de dudas. Hace ocho años que trabaja allí y su experiencia le hizo llegar a una conclusión: para ver difuntos o sentirlos, hay que tener un don especial. "No cualquiera puede". Es de noche. Casi las siete. Los rincones del panteón están vacíos y le queda toda la madrugada por delante. ¿Cómo evitar el miedo?
"Simplemente no lo hay", dice.
Entonces, no puede evitarlo y relata esas historias que fascinan, y ya por esas horas tocan los nervios. Primero, que durante las noches, compañeros suyos oyen ruidos de adentro de los nichos. También, que han visto aparecidos e incluso, los difuntos, han pedido una oración de salvación. "Sucedió alguna vez en la segunda puerta del cementerio. El guardián de turno oyó ruidos. Entonces, se le apareció alguien y le dijo: "Quiero que me salven… recen por mí". Luego desapareció, desde ese día, se hace una oración por el alma". Todo lo cuenta en un ambiente tétrico, donde las siluetas de estatuas se levantan sobre las tumbas y parecen recorrer un eterno peregrinaje.
Son las 7.30 pm.

UN POCO DE HISTORIA
El Cementerio Presbítero Maestro fue abierto el 31 de mayo de 1808. Hace doscientos años. Rompió con la costumbre de enterrar los cuerpos en hospitales, conventos y parroquias para que al fin descansen en un espacio público. El mismo que ahora pisamos, antorchas en mano.
Ha llegado público y el recorrido solitario que iniciamos con José Bocanegra, historiador y guía del museo cementerio ha culminado. Ahora toca conocerlo en grupo. Han llegado 500 personas. Inician "Noches de Luna Llena", recorrido por el Presbítero Maestro que se realiza los últimos jueves de cada mes. Siempre de noche. En él, también participan, Luis Repetto y Gubén Chaparro.
Allí se explica que la construcción del camposanto se inició un 23 de abril de 1807 bajó la dirección del sacerdote Matías Maestro. También se destaca que fue por órdenes del Virrey Abascal y se inauguró un día como hoy hace doscientos años con el traslado de los restos del Obispo Juan Domingo Gonzales de la Rivera.
En el ambiente se respira una carga espiritual fuerte. A veces alimenta, otras agobia. Quedarse solo por los recovecos estimula el corazón, las emociones son fuertes. Es producto de las más de 850 tumbas, monumentos y mausoleos. También, de los más de 220 mil nichos que hay en el lugar.

HABITANTES ILUSTRES
En el Presbítero habitan peruanos ilustres: José Balta, Manuel Pardo, Felipe Santiago Salaverry, Abraham Valdelomar, Ciro Alegría, Ricardo Palma. Los héroes caídos en la Guerra del Pacífico y hasta santos populares como el niño Ricardito. Pero, así como su belleza histórica, también –en palabras de Luis Repetto– el cementerio tiene los mismos problemas que la ciudad: falta seguridad, hacinamiento, agua, contaminación.
Allí se ven estatuas sin manos, ausencia de dedos, monumentos de bronce robados. Dicen que chamanes y delincuentes comunes ingresan por las madrugadas e intentan saquear el lugar, que tiene más de 20 hectáreas. Rituales, falta de cultura. Todo en una suma de complejidades. "Imagínate, una estatua de bronce de 150 años vienen, la roban y la venden a diez soles", dice resignado Bocanegra, rodeado de niños y adultos que escuchan su explicación. El recorrido dura dos horas. Es el momento de partir.
Entonces el panteón queda solo y los guardias también. Además de los historiadores quién mejor que ellos para conocer este bicentenario Presbítero Maestro. Ese que nació en los extramuros de Lima y hoy es centro de la historia nuestra, con sus bellas estatuas neoclásicas y estructuras funerarias europeas del siglo 19. Allí, donde la muerte no es el fin, sino, como dicen, una simple continuación.


* (Crónica publicada en el diario La República el sábado 31 de mayo)

jueves, 29 de mayo de 2008

La huaca, el barrio y los arcos


No es acaso una cancha de fútbol el ring de las amistades. Todos se disputan un balón. Presente desde niño en la Huaca Palao, aquí un pequeño recuerdo a la canchas de pampas nacidas en SMP.

Por: David Gavidia. (Habla Talen!!!!!)

A la gente brava de SMP.

Aún recuerdo la primera vez. Recién mudado y con siete años. Todavía se observaba grass en los alrededores y encima suyo, una huaca que desde entonces ya era habitada por locos y malditos: le llamaban Palao.
Sus arcos no son los de hoy. Estaban clavados en la tierra y su madera lucía apolillada. Las redes eran de pescador y estaban rotas por el medio y los costados. En la cancha, doce jugadores se disputaban un balón de cuero marrón, al lado, una doña “curaba” a un jugador con la ceja rota. De su seno brotaba un líquido transparente y este caía sobre la herida abierta. El “10” tendido sobre el suelo gemía su dolor, la miseria de un golpe en el orgullo, el drama de un gol fallado. Goles son amores, y su error, le había costado duro… sangre por los suelos.
Allí quedé impactado. Ese panorama de golpes y goles, de oles y amores. Todos vestidos de polos y pantalones cortos. Algunos usaban vinchas, otros llevaban las medias hasta las rodillas. Jugadores uniformados. Mediocampistas sin polos. Defensas asesinas. Arqueros de mangas largas y guantes para el frío. El romance con la huaca llegó de inmediato.
Para emular a esos jugadores de pampon hacía falta un uniforme. La camiseta de la U fue mi primer regalo (hoy tengo 10). Luego la pelota y la confianza de mi madre para salir a jugar. Era feliz. Me hice de amigos y al fin de un barrio. Ya había con quien pelotear. Una cancha, camiseta y amigos. Nadie puede ser más feliz. Tras un balón, siempre hay esperanzas. Y qué mejor cuando niño.
Víctor Hugo y Roberto Permufo en su libro Hablemos de Fútbol en el capitulo cuatro dedicado a El juego definen al deporte rey como “una esperanza diferente de todas las esperanzas porque se vuelve real cada vez y cada domingo”. Y no le falta razón, pues, en el caso nuestro, la ilusión se renueva al sétimo día, desde hace 17 años. En aquel tiempo, corriendo de dos a seis. Y ya de viejos, solo de cinco a seis, cuando cae la tarde y la noche oscurece la pampa. Allí donde no se ve pero se es capaz de seguir para darle vibras al espíritu. Para ganar, para no perder, para empatar si se pierde, para saber que fuiste el mejor, aunque sea, por siete días más.
En la Huaca se han dado los mejores encuentros. Todavía es memorable los campeonatos de antaño en la que barrio enteros llegan a disputar un trofeo (a veces “trafeo”), pero siempre con el orgullo de saberse ganador. Uno se hace de amigos para la vida. Uno se hace de un balón para compartir. Uno se hace de triunfos para recordarlos. Y el barrio, se hace de historias para vivirlas en cada reunión. Cerveza en mano.
La huaca Palao es entonces ese conjunto de toques que forman amistades y rivalidades. Los odios que se forman en sus canchas mueren allí. Por eso, cada domingo se forman nuevos compromisos con la finalidad de unirnos, con la excusa de saber qué nos ocurrió esta vez. Qué el trabajo, qué la flaca, qué los libros y el licor. Carajo, qué es acaso la amistad, no es por cierto una excusa para sostener una familia centrada en una esquina. La Huaca, en nuestro caso, siempre fue el patio trasero.
Ya se acaba el tiempo y hay que recordar que el texto lo escribo casí por encargo y luego de una borrachera en la que prometí escribir del Pampon. Aquella ocasión, recordé una jugada eterna: esa que nos hace cracks por un segundo. Esa que nos hace los 10 que nunca fuimos en una profesional. Osvaldo Soriano, aquel escritor argentino muerto lo describe así: “Le amagué una gambeta y toqué la pelota de zurda, cortita y suave, con el empeine de botín, como para que pasara por ese paréntesis que se le abría abajo de las rodillas. El narigón se ilusionó con el driblin y se tiró de cabeza aparatoso, seguro de haber salvado el honor… pero la pelota le pasó entre los tobillos como una gota de agua que se escurre entre los dedos”.
Es entonces que uno celebra como niño, en la cancha que sea. Es entonces que uno comenta las jugadas después del partido, qué la cagaste, qué te la comiste, qué el golazo, qué el jugadón, solo, qué la sudaste. Pues: “Así son la novelas de fútbol: risas y llantos, penas y sobre saltos. Gonzales corrió con los brazos en alto a saludar la memoria de su padre. Llevaba lágrimas en los ojos y sus compañeros lloraban con él. De esa pasta están hechos los goleadores. Fantasmas que salen de ninguna parte”. (Soriano, dixit).
Y esos fantasmas no son los que asustan, sino los que salen del ricón de las almas perdidas (¡Gracias El Veco!). El fútbol, la huaca, los arcos que tenemos que sacar cada domingo. Cómo jode, pero cómo gusta.
Los domingos se acabaron para mi. Por ende, no pisaré la huaca en buen tiempo. Dicen que para vivir un sueño hay que sacrificar otros. Yo ando en esa etapa. Por ello la pena. Por eso las ganas de patear una pelota y querer macar en ese arco. La última vez prometí meter cuatro y fallé cinco. Cosas que pasan. Mientras, seguiré escribiendo sobre esa primera vez grandiosa en la que la Huaca Palao se convirtió en centro y vórtice de nuestra cultura. La de los ajos y cebollas, los de diamantes y pedernales. La que tuvo inicio, y a la que le llegó (solo por un tiempo y para mi) su fin. Los amigos comprenderán, ya tantas ausencias juntas olvidan a la nostalgia, aunque aveces quede uno: “Triste, solitario y final”.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Chino hizo click con trampa

Columna del divertido y entretenido diario Trome. Publicado en la segunda página del diario bajo la firma de la Seño María. Aquí, una entretenida opinión para quienes no son seguidores de la Seño. ¡Ah…! les recomiendo leer con fruición al Pico Tv, en la contra portada de dicho diario.

Dedicado a los tramposos. Ojo, tramposas.

El Chato Matta llegó al restaurante por su lomo a lo pobre con huevito frito encima. María, me llamó el 'Chino' del Callao para contarme su increíble historia. "Chato, el viernes estuve con Pancholón en una mesa del Marina Park y me confesé ante mi maestro. 'Dios es grande, papá. He encontrado a mi otra mitad y se llama 'Sally'. Por años la correteé y hace poco la encontré en la 'Ley'. La vi seriecita en una mesa y cuando me vio se puso a llorar de emoción. Nos reencontramos después de cinco años. Bailamos pegaditos 'y hoy te vas, te vas, te vas, te vas' y ¡click!, nos enamoramos al estilo 'Tula' y Carmona. Lo que no pasó en años, sucedió en un segundo. Hace dos semanas que nos vemos todos los días, salimos a pasear, nos vamos al cine, a comer pizza y ya hablamos del nombre que le pondremos a nuestro primer hijito". "'Chinito', estoy arrepentida del tiempo que he perdido al no estar contigo. Ya tengo edad para ser mamá y tú eres el hombre ideal. Profesional, trabajador y buena gente". Mi maestro me miró sorprendido, no podía creer lo que le estaba contando y me pidió que le permita hacer una llamada para meterla a la 'computadora' a la traviesa. Al instante su cara cambió. "Hijo, esa chica tiene kilómetros de recorrido y siempre estuvo enamorada del zambo Jackson. Él la llama a cualquier hora y sale corriendo, de mañana o madrugada. Él es el duro. No vas a competir con un negro chibolo de metro ochenta y pura fibra. Debes saber que a tu edad, ya no te puedes enamorar. Tampoco vas a encontrar a la mujer de tu vida en un salsódromo. No seas sano, eso del click es para los tarados porque el amor no nace con una mirada o una rumba. Parece que muchos hombres han olvidado el 'Decálogo del tramposo' que tanto sacrificio me costó y por ellos es que voy a lanzar nuevos apuntes que quedarán para la historia. Me da pena ver tanto gilazo que cree que la 'manzana podrida' va a cambiar.
PARA TU LIBRO:
1. Nunca embaraces a una trampa, porque te arruinará la vida y, menos, si recién la conoces. Usa preservativos y por siaca, ten la pastilla del día siguiente en el bolsillo y tú mismo dásela en la boquita como caramelo.
2. El varón tiene que ser podrido. Jamás aceptes los 'tangos' que 'no puedo tener hijos', así te enseñen certificados médicos. Tú mismo llévala al doctor y ponle la T de cobre. Lo recomendable es un par de salidas y bye, bye.
3. El tramposo no tiene corazón en la calle. Los sentimientos son para la casa. Eso que hicimos ¡click! son idioteces y para los sanos.
4. Evita problemas. En una dile a la jugadora que eres casado, amas a tu familia y ella no tiene ninguna posibilidad. Ella, igualito, va a aceptar salir porque es pecadora por naturaleza.
5. Recuerda que las chicas de la calle no se enamoran, además billetera mata galán.
Pucha, al final resultó que la enamorada del Chino tenía más batallas que Napoleón y sólo estaba buscando un punto. Pobre Chinito, todas lo engañan". Pucha, esos amigos de Pancholón son muy mujeriegos. Me voy, cuídense.

jueves, 1 de mayo de 2008

¡Meta cumplida!

Un mes en silencio valió la pena. Aquí las razones de mi desaparición, el agradecimiento a quienes confiaron en el éxito venidero y la explicación del post anterior: La espera que desespera.

El regreso de David Gavidia.

Bueno, escaparé un poco de la euforia que me invade el cuerpo y trataré de escribir rápido y feliz. Estuve de vacaciones desde el pasado 15 de abril y al llegar el nuevo mes no me queda más que volver al diario donde trabajo (La República). La novedad es que llego con una sorpresa, cumplí una de mis metas: ingresé a la Maestría de Literatura Peruana y Latinoamericana en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. De eso se trataba el “resultado” del que les hablaba el pasado martes en el post “La espera que desespera”.
Valió la pena y hoy estoy feliz. La sensación de sentirse orgulloso de uno mismo no siempre es frecuente en mí, diría que es la primera vez que siento esa satisfacción conmigo mismo. Es extraño cuando uno se dice ser una persona que se tiene mucha confianza y fe en uno mismo. ¡Va!, la espera que desespera.
Los últimos dos días (desde el martes que me enteré del resultado) no he sabido más que sonreír y profanar ese cristianismo mío que a veces es visto como posero o poco creíble para algunos fulanos que me ven con cara extraña al ver una señal de la cruz mía frente a una Iglesia, como las Nazarenas, por citar un ejemplo. Bueno, han corrido (pocos pero felices) litros de alcohol por mis venas y celebraciones que, pensé serían más alocadas como cuando mi bachiller o mi titulo en Periodismo en la Bausate, pero esta vez, nada, preferí el relax de sentirme bien conmigo mismo y entregarme el regalo que tanto ansiaba. Solo quise dormir.
Es la primera vez que logro algo dedicado a para mí: el Bachiller se lo regalé a mi mamá, el Titulo a mi papá y la Maestría en Literatura es a mi nombre. ¿Por qué?, porque siempre fue mi primera gran opción, pero las necesidades me llevaron por el gran camino del periodismo, ahora, después de casi 9 años, me encuentro con lo que siempre quise frente a mí. El lunes comienzo en la Decana de América, ya mi nombre esta inscrito en sus claustro universitarios.
La celebración fue desde una parrilla con mamá, acompañado de una jarra de sangría, hasta un pan con jamón del norte en el Queirolo de Lima, junto a mis dos primos y enamorada luego del (¡CARAJO!) gran triunfo de la “U” en el clásico. Hasta ahora me duele la garganta de gritar los goles, en especial el segundo del “Malingas”, y de mofarme en la cara de un hincha aliancista que, fue capas de gritarme un gol a mi oído en el estadio, luego de su efímero empate. Mejor corolario para las vacaciones, lo dudo. Doble triunfo, doble celebración.
Ahora ya no hay más preocupaciones, solo la de pagar la maestría y esperar que mis horarios del trabajo se terminen acomodando a la de mi segunda carrera. La pena es que no podré comprarme el Play Station deseado. Aunque veremos la economía y porque no… hacer una nueva locura con su adquisición. Total, creo me lo merezco. En este sentido, también los mantendré informados e invitaré a futuros y alocados torneos de FIFA 2008.
Mientras, me voy a dar un duchazo con agua caliente. Ya hay que prepararse para el trabajo. Que espero se multiplique en ingresos. Este post, de paso, es para agradecer los buenos deseos de aquellos pocos que sabían del examen de admisión que estaba por dar y que, en sus buenas intenciones hasta prendieron velitas por mi ingreso. Esa es amistad. Entregar buenas vibras, eternas razones de fe que demuestran que esta no solo es terrenal, sino que trasciende lo espiritual. A todos los que con sus deseos me dieron las fuerzas que necesitaba: solo les entrego un eterno ¡gracias!: ¡¡¡¡Les debo un pisco carajo!!!! A los que no andaban enterados, espero no se me resientan. En mi familia solo mi mamá y primo sabían del examen que vendría.
Bueno, la noche cae. Es hora de enviciarme con la tele y los Simpson. ¿Hoy es jueves?, veremos un nuevo capitulo de Nip/Tuck por Fox. Me caería bien. También, como no, la repetición del Clásico y su debida resaca futbolera. Gente, los dejo. Y juro que la temática del blog continuará, solo que, en una ocasión como esta, preferí escribir sobre mí y haciendo pública mi propia Correspondencia Ajena. Tenía ganas de expresarlo a través de las letras.
¡Ah!, les recuerdo también que la frecuencia con la que actualizaré el Blog volverá a ser la misma. (Todos los miércoles). Tuvo que ser interrumpida por un mes debido a que me encontraba estudiando para el examen. Los compromisos vuelven chicos, y suelo cumplirlos, más que mis propias promesas. Los dejo, y como siempre, espero sus comentarios: Graciela y allí los vidrios.

martes, 29 de abril de 2008

La espera que desespera

Incertidumbre. Acabo de salir de dar un examen y siento todo me ha salido bien. Lo primero que hago en estas tensas horas de espera es escribir. Como refugio, metido en una cabina de Internet en Miraflores. Hay que aguantar. Hay que hacer tiempo. Son varias horas en las que divagaremos, para que al fin, si la gracia esté llena de mí o conmigo, me toque y logre, al fin, uno de esos bien preciados sueños.
Que la espera desespera es cierto. Más cuando sabes que ya nada depende de ti. Que todo lo que estuvo a tu alcance lo hiciste, y solo queda ver como pasa el reloj, a veces lento, otras furioso como si el tiempo dependiera de nuestro estado de ánimo. Y ya van cuatro horas, y ya van doce horas. Ya hasta pasó un día. Y nada. Ya siento cómo el rostro se me enciende de rubor y no puedo controlarlo. Pienso en otras cosas, en el Clásico que se viene, en el Barcelona – Manchester que será en unas horas, pero nada. ¿Sudas?, cuidado. El corazón te puede traicionar, porque corre, se estruja, se vuelve chiquito y vuelve a crecer. Sientes que la sangre sale como un fuerte chorro a través de las venas, después de creer que se ha congelado en el “friser” que por estas horas ya es tu cuerpo.
Ahora tienes esa extraña sensación de tener hambre y no querer comer. Es momento de mostrar cara de tranquilidad ante el resto y decir, “bueno, las cartas ya están echadas. Que sea lo que Dios quiera”.

Suena el F… mejor canción para este momento lo dudo:

“…no era bombero y el dejó en esa calle en que te vi sus veinte años y sus sueños aquella noche de abril/ pero subió hasta el sol y no volvió a su casa, y arriba se quedó un corazón en llamas”.

Si pues, en llamas porque arde. ¿Rara sensación verdad?, ¿Cómo se apaga ese fuego?. Quizás más tarde con cerveza, ¡Ojala!.
El texto lo escribo rápido con esa sensación de creer que el tiempo pasa más rápido si agilizo los dedos. Si hago cien palabras por minuto. Si escribo con las vísceras enredadas.
Sigo oyendo al F, ese Daniel es de los bravos. Logra entregar paz, y disminuir la ansiedad. Por el momento no me queda más que contarles que ya compré mis entradas para el partido del miércoles, fui al Lolo Fernández y tuve que hacer gala de viejos trucos para conquistar a una revendedora abusiva, asesina de la ilusión (la frase es del F) y jugar con la ansiedad venidera de la gente. Ya no por un resultado, sino por un partido, que, por Dios, también esta hecha de ¡Resultado!. Ganar o perder. No se puede empatar. Ya no.
En la cabina miraflorina pongo la web musical Atevip.net y paso por Sabina y Serrat. Más paz. Sigo esperando, con un hambre creciente. Me atolondro, las palabras se me atropellan, creo ya no puedo escribir. Acabo de dar un importante examen y no sé qué ocurrirá. Los mantendré informados.

miércoles, 23 de abril de 2008

¡Tengo un video en You Tube!

Canto a la huachafada. Un intento de emular a Chocano y su Blasón: “soy el cantor de América autóctono y salvaje”. Lástima, solo quedamos en “si soy un chichero no más”, al mejor estilo de Tongo y su Pituca in spanish.

Un canto de
David Gavidia.

Quiero ser un Super Star. Un Play Boy cholo. Un indio “fashión”. Tal vez así me vaya mejor. Colocaré tinta amarilla sobre mi cabello, le meteré harto gel al pelito paradito y gritaré: “¡Tengo un video en You Tube!”.
Entonces los medios se fijarán en mí. En mis ojitos celestitos bambarén y cortesía Visión Center, en mi respingada nariz al estilo Jhonny Deep y mi peeling cortesía Morillas. Obvio, mi vestimenta chillona Pepito Jeans. Usaré dos aretes, pintaré sobre mi brazo un tribal y bailaré Colegiala moviendo la pelvis y caderas. Quizás así me vaya mejor.
Y luego insultaré a mi patas, sus formas de vestir, los demandaré como atorrantes y gritaré: “Son gays”. Criticaré su moda chichera y para ganar portadas denunciaré: “ay Dios, me quisieron ¡violar!”, me taparé el cacharro, fingiré llorar, ¡flash, flash!, cámaras a mi. “¡Me abusaron el ortíz!”. Tendré pantalla abierta, los programas de espectáculos se pelearán por mi, me pedirán una exclusiva. Más picante la declaración, mayor la nota. Entonces me abrirán sus puertas diarios como el Popular, tendré portada en El Trome y me aseguraré 15 minutos de fama en Magaly Tv: “Caso: chichero es separado por acoso sexual”. Luego repetiré en el programa de Beto Ortiz, Miyashiro se alucinará periodista y aseguraré: “Me hacen daño. Tengo una imagen que guardar”.
Quiero ser un figuretti, besar a Florcita Polo e insultar a su mamá. Repito, quizás así me vaya mejor. Ganar más dinero, que las flacas se arañen por mí… “Hazme un hijo David…”. Tener esa fama de la cual no gozo, ni gozaré, que en la combi pongan mis canciones y polemicen por mi: “¿es o no es?”. Quiero que me imite el Vidaurre, salir en los Chistosos, que me entrevisten en QTM. Verle las tetas a la Borlini, posar con las vedettes, que los chacales me sigan en los telos, y me ampayen en la avenida La Marina. Quiero ser un Play Boy Cholo. Quizás así me vaya mejor.
Sentirme el Raymond Manco del Periodismo. Ganar un dineral y soñar con el PSV, aunque a veces me gane el PBC. Dejar los sueldos magros y el estrés constantes. Huevear y gozar. Quizás así me vaya mejor.

jueves, 28 de febrero de 2008

Adicto al Hi5

La nueva red social de la Internet. Adictivo para muchos, ha logrado capturar políticos, artistas e hijos de vecinos. El Hi5 es un fenómeno mediático que ha sido fundamental en investigaciones periodísticas, ampays a tramposos y cupido de parejas. Aquí, una oda al nuevo vicio del siglo 21.

Por David Gavidia.

Poseros y figurettis. Púdicos e impúdicos. ¿Quién no es víctima del Hi5? ¡Qué levante la mano! Florcita Polo tiene el suyo, Tula Rodríguez también. No escapan los políticos: En el Hi de Luciana León se la ve montando bicicleta, debatiendo en el Congreso, aguantando a Mulder y Giampietri. Entre sus contactos, el hijo de Alan García, Alan Simón. Tanto fue el acoso que el engreído de Palacio tuvo que desactivar su cuenta. Su perfil de un día para otro se vio saturado de gente desconocida que le decía: ¡Osito, osito!”… “! Tu viejo el tetón!”.
Si “investigamos” un poco más hallamos a la ministra de comercio exterior, Mercedes Aráoz, y descubrimos que se considera divertida y conversadora, que le gusta la gente “Buena Vibra”, que vive o vivió en Magdalena y que es amante del buen rock y el Jazz. Gusta de series como Friends. Lee a Vargas Llosa.
Sin ir muy lejos y aterrizando pata, este pechito se considera un adicto al Hi. Si tuviera la paranoia de Ruben Feffer, en Mi novia Polly, seguro tendría la siguiente estadística: ingreso tres veces por día. Cada sesión dura 120 minutos, diríamos que paso seis horas diarias, 42 a la semana, si calculamos que ando metido en este vicio desde el 2006, fácil llegaría a los siete días fisgoneando entre fotos y videos, comments y recortes. ¡¡¡¡Dejando mensajes!!!. ¡!!qué desperdicio de vida, caray!!!!...
Y no se trata de un pecado original. Lanzo la pregunta, sin temor a equivocarme. ¿Cuántos de ustedes tienen un Hi5?, quien diga no por favor dejar de leer de inmediato. Lo aseguro, no hay persona menor de 30 años que no ande metido en este vicio. La red social de la Internet. Esa donde expones tu vida para gozo de sátiros y vecinos, de amigos y bandidos, de novios y afanes, de agarres y amantes. La gran vía de la información personal dispuesta a los ojos de cualquiera atorrante.
Usurpemos alguno:
Bienvenido al hi5 de “X”:
Leamos su Acerca de mi: “Soy una chika SuPer Chvr, amiera y ReilonA… Hablar de mi??? uhmmmm dificil, solo que me gusta conocer nuevos amios, cero paltas chikos :),
Revisando un poco más se pueden hallar tanto sus debilidades como sus fortalezas. Así como su preferencia sexual: Heterosexual, y descubrir que no gusta del cigarro ni del alcohol (solo en compañía).
Entonces, conocer, odiar o enamorarse resulta tan fácil y platónico que uno nunca se da cuenta cuándo se involucró, terminó y perdió. Una amiga de mi amigo conoció a su actual pareja por el Hi. A los tres meses eran NOVIOS, a las cuatro esperaban un BEBÉ y al año ya eran papá y mamá. Y cuentan su historia con orgullo. “Lo conocí viendo sus fotos, le dejé un mensaje, me respondió, luego yo le respondí, le dejé mi correo, quedamos para salir, cuando nos vimos nos gustamos, chapamos y estuvimos… y así hasta ahora, somos felices”.
Cuántas historias parecidas. El gusto por la foto, el mensaje afanador: “Uy … que guapa mi amiita, sales regia” o los más aberrantes comments como: “No sabía que había ángeles en la tierra” o los más mandados: “Hola preciosa, habla cuando salimos”.
Y así se van denigrando hasta llega al típico: “Hola mi amor, tu pic esta linda, te dejo un besito pes, y haver si me agregas:
davidtequiere@hotmail.com”.
Ya queda en quien agregar, activar o rechazar. En mi caso soy buen pobre: acepto a todos, me creo Roberto Carlos y su millón de amigos. En realidad solo tengo 245 contactos que me han dejado un total de 185 comentarios en sus 232 visitas. ¡Carambas!, y eso que me esfuerzo por tener un buen Hi5. Mis amigas más simpáticas llegan a cifras alucinantes: una de ellas, Cristal, alcanza las 20 mil y los escalofriantes 7 mil mensajes. Todos quieren su correo, una respuesta, ella con mucho caché no responde uno y acepta a todos. ¡Pendeja!, le increpé hace unos días. Se cagó de risa.
Y ya acabando con tanto rollo. Se han dado cuenta de la evolución del Hi. Hace unos meses, qué nos íbamos a imaginar de que podríamos ver a quienes estaban el línea, que los mensajes podían ser musicales, que podías colgar un video clip, tapizar tu perfil, ¡!!AGREGAR UN ARTILUGIO...!!! Innovaciones que han aumentado el síntoma “Pásame los 5”, Hi5. Ese que ya rompió barreras para hacer de cada perfil un book artístico personal. Un block de anécdotas, una bitácora de los recuerdos surfeando la Internet, con sus perfecciones y defectos, con sus alegrías y frustraciones.
Y es que cada uno en esa página se ve reflejado y encuentra la oportunidad de conocer más al pata, la amiga o amigo cuero, mensajear y conversar, además de alimentar ese complejo vivo de querer ser modelos por un día. Ponemos las fotos en la playa (“Este cuerpo decadente”), en reuniones, sonrientes y cheleras. Será por eso que posamos, ponemos las manos en la cintura, ponemos los cachitos al chochera, inventamos nuestra mejor sonrisa y brindamos para aceptar comments como este: “tsss borracho como siempre”, “oe, ese es fulbito o full vaso”, para rematar con mensajes avispados: “esa noche fue lo mximo… espero se repita amios… los kelo muxo…”.
Y posamos, seguimos posando… y aceptamos mensajes y más mensajes. Y que no les quede duda, siempre es así, sea quien sea. Ya lo saben, Luciana León, Mercedes Aráoz, Tula Rodríguez o Florcita Polo, todos andan en el vicio del Hi5, pues es para poseros y figurettis, para públicos e impúdicos. No se sientan mal chicos si al leer esto se sienten identificados. Solo para alimentar su desazón les pregunto entonces: ¿Quién de ustedes y delante de una cámara, alguna vez, no ha posado pensando: esta va pal´ Hi?.
Señores, ya tienen la respuesta. Malditos adictos.

miércoles, 27 de febrero de 2008


Crónicas populares
Tarjeta recibida, tarjeta pagada

Le llaman “actividad”. Y esta ausente toda clase. Chacalón es el rey y las navajas sus siervos. El pollo es el ingrediente especial. Imposible no conocer alguna. El mundo se rige bajo su cultura. Señores, el mundo chicha a sus pies. “! Apoya pe!”.


Escribe: David Gavidia.
(Texto publicado en el diario Liberación en agosto del 2004)

Charito se pinta la boquita. Pronto el Pepe la vendrá a recoger. Hace una semana su mejor amiga, la Carmencita, tuvo un accidente, no tenían cómo pagar los gastos del Hospital, y pronto la echarían. Charito, bondadosa ella, organizó la actividad. Una pollada, ¡quiii buiiiina! Con su sonrisa coquetona y el viejo truco de tarjeta recibida, tarjeta pagada. Se armó la jarana.

El barrio se puso de pie. La actividad se organizaría en casa de la interna. Sonia, su madre, estaba feliz por el apoyo brindado. La pollada sería todo un éxito, la “gente” había prometido secar el bar, que, como siempre, estaría surtido de la deliciosa cerveza y las gaseosas bien heladas y habían hecho el juramento de bailar “La Culebrítica” y “Pedro Navaja” al estilo J.Lo toda la noche. Claro, siempre acompañados por el sonido del potente equipo estereofónico. El donativo: 6 luquitas. La fiesta del pollo prometía diversión y era por una buena causa: el sanar a Carmencita, “como estaría sufriendo la pobre, tan alegre ella”.

En el Hospital le habían exigido a la familia Lara pagar los costos del internado, alimento y medicinas. Ellos, provenientes de “una familia humilde” no tenían un real para pagar sus desgracias. El padre era gasfitero, quien se quejaba del abuso de los tributos e impuestos y del alcalde desgraciado que no lo deja trabajar. La madre, la abnegada ama de casa, renegaba pues su novela “El clon” fue cortada en sus capítulos finales. Mil oficios suspendido y Jessica Tapia se veía regia, ella no.

El Pepe, con sus mejores ropas llegaba a la casa de la Charo, ella mondonguda y anestésica, aparecía misma quinceañera por su escalera, el jeans apretadito parecía romperse. Era perfecta para el Pepe bodeguero y con estudios de diseño gráfico incompletos en el instituto Riva Agüero. “!Prométeme!, ¡Júrame!, que no harás escándalos José, por el amor de Dios”.

Algún amigo me contó que las polladas son las mejores fiestas del mundo. Y no se equivoca. Hay de todo: Cervezas, cigarros, música y mujeres. Siempre tienen un fin social y demuestran solidaridad. Las anticuchadas, las picaronadas, las frejoladas y todas las terminadas en “...adas” eran derivadas de la reina de las actividades, donde la excusa de ayuda se refleja en un pollo bien sazonado. Él lo sabía bien, Mónica Zevallos lo bautizó como el Rey de las polladas, tenía autoridad para dictar cátedra.

La idea de “actividad” en los distritos villamiseria ha sido despojada, estas ya se han globalizado y forman parte de la llamada cultura chicha, conformada por la cultura combi, y el hacer o deshacer las normas. Ahora, estas fiestas populares uno las encuentra por doquier y lo único que suele variar es el precio, puede llegar hasta 10 soles en el más pituco de los casos.

La tía Pochita había sido la encargada de aderezar, echar los ajos, la pimienta, el vinagre y el toque secreto del sabor, su compadre Juan fue el encargado de hacer el contrato con la cervecería para abarrotar el bar y la sufrida familia de la accidentada se contentaban con “poner” el local. La inversión en la compra de los 50 pollos había sido de 200 tarjetas proyectadas a recuperar el dinero y ganar alguito con lo que puedan curar las heridas y el trauma que habrían dejado como secuelas el choque perverso.

Debe ser que en toda fiesta popular nunca faltan los alaridos espantosos y cánticos chillones de las mujeres, esta no era la excepción. Cuando llegaron Pepe y Charo, tras una caminata de dos cuadras, la humilde casa era una carpa Grau con los últimos hits de moda. La fiel amiga llegaba del brazo con su novio adorado, era hora de marcar tarjeta: el 056 doña Gertrudis, ésta lo hace con un plumón sobre cartulina amarilla, observa, casi todas estaban vendidas, era las 6 de la tarde, faltaría más pollo, la cerveza se acababa, eran felices, esto significaría que ya estaban ganando.

Estas fiestas hacen un clima especial en los alrededores de la casa, muchachos jugando pelota hasta altas horas de la noche, bien vestidos y con los zapatos de estreno, las tiendas abiertas hasta que finalice la reunión, no falta quien extremadamente alegre se ponga a bailar con la chica que siempre quiso en plena vereda, mientras esta le sigue el juego y el hombre fiel a su instinto sexual empieza a recrear imágenes malignas en su mente, “se me hizo, ya me ligo” y los amigotes haciendo la barra respectiva. El otro se agacha en el suelo y cree bailar bonito, no sabe que hace el ridículo, es el centro de atención.

La Charo preocupada de la organización logra sacar cuentas, pronto su amiga estaría a su lado para confesarle que ella estaba embarazada y necesitaría una pollada parecida para el tratamiento, “nunca para el aborto mi amor”, la carismática organizadora no puede tomar y sus gestos se hacen extraños, parece haber recordado que hace dos meses no reglaba y que el Pepe no la amaba.

Mientras tanto Carmencita, tumbada en una cama de sabanas blancas frías, se da por enterada: “La pollada es todo un éxito, pronto saldrás de tan feo lugar”. Sus estudios los había suspendido por un tiempo, o por falta de dinero y unos días antes del accidente se reunió con su mejor amiga planeando como se llevaría acabo una reunión entre los amigos no mas” para pagar la mensualidad de su instituto, donde estudiaba computación y administración de empresas, tenia un sueño: el negocio propio. Los planes habían tenido que cambiar, el festín ya no seria para pagar el mes si no su tratamiento. Charito ya dudaba: un día después se enteraba que tendría un hijo dentro de siete meses y a sus escasos 21 años. Ese día la desgracia le toco la puerta dos veces: su amiga estaba convaleciendo, se moría. Una pollada sería la solución. Ahora era todo un éxito

La familia Lara se divertía como nunca a pesar de la desgracia. Los Caribeños retumbaban las paredes al ritmo del Me enamoré de ti y qué. En ese instante, Chicho por fin se le mandaba a Fiorella, la respuesta: afirmativa. Un beso para festejar y dos más para celebrar. La nueva pareja del barrio, es típico comentan, falta la pelea.

Una suma rápida y las cuentas ya excedían los dos mil soles. Cifra exorbitante. Y seguía llegando gente, ahora era el turno de los amigos del instituto de la herida, llegaron en el momento exacto, la fiesta estaba en su clímax. Habían venido de diversos distrito, todos en el mismo auto, un StationWagon blanco, arrumados uno encima del otro, mujeres cargan a los hombres, “al revés no corre chicos, y si hay baches en el camino”.

Ocho de la noche. Hora digna para los buitres nocturnos, cazadores de doncellas tímidas y algunas guaraperas. La Charito apretadita ya no aguanta más, quiere vomitar. El pollo mal sazonado le había provocado nauseas, esa fue la excusa. Pepe presintió algo malo, fue en su búsqueda, no es pollo, ni la juerga, vas a ser papá. Mal momento para una discusión, el escándalo estaba desatado, una bofetada en la boquita pintadita y un desesperado grito: “ese hijo no es de mí”.
- “Era de esperarse esta fiesta siempre acaban en pelea” exclama un espectador, pues esta trifulca ya se desataba.

Carmencita ilusionada por que pronto saldría de ese hospital de miércoles no se daba por enterada. Los padres presentes de Charito sufrían una decepción, el barrio entero tendría un tema para chismosear en la mañana, mientras el enfurecido y temeroso Pepe escapaba de la pelea, se daba a la fuga, jamás lo volverían a ver, aquella noche tomaba el primer viaje a Trujillo. Ese mismo día la Carmen era evacuada del hospital y la abandonada Charito, triste y sola se enfrentaba a un mundo distinto, sin apoyo y rechazo, era la hora de planificar otra pollada y acceder a la solidaridad de los amigos de toda la vida. Tarjeta recibida, tarjeta pagada.

martes, 19 de febrero de 2008


Chespirito, el poeta de la vecindad

Sentido homenaje a Roberto Gómez Bolaños en el día de su santo (mañana jueves 21). Llega a los 79 años, 37 de ellos vividos como Chespirito, el Shakespere de la comicidad. Aquí les presento un paseo por sus personajes, frases y su grandioso significado en América Latina. ¡Híjole Chavo…!

Una semblanza de David Gavidia.

Lima. Avenida Abancay, cuadra 5. Un grupo de personas forma un sólido cerco frente al local de Hiraoka. Pensamiento uno: Protestas (¡Exigimos reposición!). Pensamiento dos: súper ofertas (precios más bajos, ¡Siempre!). Pero las carcajadas aclaran las ideas. Casi 40 personas, todas apretadas, comparten los chistes de antaño. En la pantalla, un niño pobre, de camisas remendadas y pantalones hasta los tobillos recibe un coscorrón: ¡Toma…!, pipipipipi… una imagen sepia expulsa la nostálgica figura: es el Chavo escondiéndose en el barril y llora su pobreza. En Lima, todos ríen y ya van 37 años, tres generaciones. ¿Quién no creció viendo a Chespirito?.

Qué bonita vecindad. Cuesta creerlo, pero, cómo ese niño nos robó el corazón. El Chavo del 8, con sus necesidades, sentido práctico de la vida, en el que resalta el amor sin vanidad, la ingenuidad y nobleza pudo capturar, primero la señal del canal 8 de México para luego ser parte de esa gran estirpe que va dejando huella en América Latina. El peruano se refleja en el Chavo, el ecuatoriano también, el chileno, boliviano y colombiano, todos dibujados en esa vecindad donde se mueve su mundo, entre la miseria y la pituquería; entre el desempleo de don Ramón y las lágrimas de La Chilindrina; entre el enamoramiento de La bruja del 71, lo sangrón de Quico y la buena voluntad (exagerada y hasta ignorada) del Señor Barriga. Tres generaciones riendo con los mismos chistes, que cosa rara, no aburren, tal vez, por que cada uno mira en esos niños-adultos el pedazo de bondad que se esconde en la corteza de la adultez. Pues sí, el Chavo, fue concebido para grandes y terminó por cautivar a los chicos. Finalmente, quien no gozó con sus disparates y locuras. “¡Bueno pero no te enojes….!”

Chespirito, el genio creador. Futbolista, boxeador, cantinflesco. Dicen que intentó de todo y llegó a la actuación. Antes pisó el papel de las letras, fue poeta, guionista y escritor. Nunca antes actor, pero su vena venció, lo terminó por tumbar. Cogió papel y lápiz y comenzó a trazar las primeras figuras de lo que fueran su primeros personajes, en Los caballeros de la mesa cuadrada, pasando por el Chapulín colorado (ese antihéroe, más noble que una lechuga); el doctor Chapatín (un crítico furtivo a las negligencias médicas en México), para recorrer por el mundo del lumpe del Botija y el Peterete y continuar la línea del tiempo a través de Chaparrón y Lucas, dos esquizofrénicos (dígame licenciado. ¡Licenciado!. Gracias, muchas gracias). Para llegar a su obra maestra, en 1971, el Chavo del 8.

Lima. Local Hiraoka. 6. 00 pm. El círculo ha crecido y ahora el Chavo del 8 abraza a La Chilindrina, estrena traje nuevo y las manos del Chavo inauguran el vestido con un gran abrazo en la espalda. La Chilis , viendo la mugre de su vestido, abre lo brazos en forma de alicate, los cruza con fuerza a la altura del abdomen y “Hueeee, hue, hue, hue, hue…”. Más risas, Lima se paraliza y los oficinistas se olvidan del tumulto, el peligro y la noche que se avecina.

Pero, qué es lo que hace del Chavo, o Chespirito, ese hombre entrañable e inigualable de creación: Su genio, su escasa estatura (1.60) y la simpleza con que maneja sus personajes. Chespirito es el máximo creador de la comicidad en la historia de Latinoamérica. Supo romper los conflictos internos de nuestras sociedades convulsionadas y supo reflejar con cada uno de sus personajes el defecto punzante, doloroso y que supo maquillar con la parodia de ser uno mismo. Aceptar nuestras virtudes, complejos y fobias para regalarnos sonrisas francas y lágrimas tiernas. Jamás hubo momentos mejores, que el de compartir junto a Chespirito aquella maratón de una hora que América televisión no duda en bombardear desde hace más de 20 años. Pues, como negarle horario a quien se tatuó en el corazón, a quién supo aguar los ojos cuando se quedaba solo en su querida vecindad.

Don Ramón se ganó un pasaje a Acapulco, los sangrones de doña Florinda y Quico imitaban el viaje y doña Cleotilde se colaba en busca de su amor imposible (ron Damón). Chavito, te quedas solo, se esconde en su barril y don Barriga lo salva. Nos vamos todos a Acapulco…. Eso esoesoesoesoeso….

Capítulo memorable, digno de un domingo en la tarde después del fútbol. Digno Chespirito que imitando a un Shakespeare en miniatura y latino no dudó en hacer lo que más sabe con el papel: humor.

Es cierto. Hubo problemas y distanciamiento al final. La vecindad dejó de ser la de uniones y Quico terminó por separarse del grupo, dicen que por envidias, luego le siguieron los pasos otros personajes y el Chavo dejó de grabar, que más da, todos los capítulos que queríamos ver ya estaban hechos, así duren 30 años, así sea eterno. Así este grabado y distorsionado por el VTR de tanto uso. Allí quedaron frases, quedaron señas, canciones y musicales… Somos Cursis; Pero sacasacasaca la petacataca, cri cri y el inmortal, ¡Qué bonita vecindad!.

Lamentos aparte, la vecindad, ese mundo de barriles y piletas, cuerdas y escaleras, donde las puertas del 14 o el 71 eran abiertas para alimentar la imaginación.

Lima, 7 pm. Avenida Abancay cuadra 5. El avance informativo de América noticias pone fin al capítulo del Chavo. El público se dispersa, se toman los bolsillos y caminan con dirección al Parque Universitario. El frontis de Hiraoka se despeja y la calle sigue su rumbo. Puede ser que un niño avance por esas calles, solo. Puede ser que ahora, como el Chavo solo se esconda en un pozo de desagüe. A él nadie le regala una risa, nadie le regala un queco. Nadie le regala un desayuno. No hay un Don Ramón que se atore con su saliva al ver su pobreza. Busca un espacio y sigue mendigando. En ese niño Chespirito vio reflejado al pecoso y huérfano niño de 8 años que conquistó los canales de televisión, sin imaginar lo que pronto sería: El niño más pobre y conocido del mundo.

Sabemos que lo hiciste sin querer queriendo don Roberto Gómez Bolaños, y que en alguna de tus palomilladas como guionista se te chispoteó la idea. Y que aunque no lo supiste explicar, te enredaste en tus frases y atinaste a decir que “así como digo una cosa digo otra”, o una de esas célebres frases que hiciste legendarias con el Chapulín Colorado: “el que no se arriesga jamás su tronco endereza… digo, digo… árbol que crece torcido no cruza el mar… no, no… dime con quién andas y te enderezo el tronco…ehh… Bueno, ¡la idea es esa!.

Y, tomando palabra en este asunto don Roberto, le digo: ¡Que ideota, Chavo!. ¡Qué ideota Chespirito!, ¡Qué ideota Roberto Gómez Bolaños! Imagino que su genio jamás imaginó que sus comediantes fueran a significar iconos en la vida de sus seguidores. O tal vez sí, solo que prefirió tomarse una pastilla de chiquitolina y escabullirse de tanto barullo. ¡Yo puras habas!, dijo y como no, prefirió irle al Necaxa.

martes, 12 de febrero de 2008


Tengo a San Antonio, que me ha puesto de cabeza

En medio del día del amor y la amistad, me atrevo a dar un comentario sobre lo que siento en este día que tanto me gusta, pero a la vez que tanto estresa.

Un regalo de David Gavidia

Me enamoré por primera vez cuando tenía cinco años en el primer día del Primero de primaria. La chica se llamaba Katty y, luego de soñar con ella por una semana, en la clase de educación física me desencanté al descubrirle una cicatriz en el hombro. Por aquellos años- como ahora- el amor se dibujaba con un gusto y desfiguraba con un defecto.
Mi primer beso fue el mismo año a una chica del mismo nombre en el balcón de mi casa y con la excusa de jugar al papá y la mamá. ¡Lo juro! No sabía lo que hacía. No comprendí como pronto terminamos desnudos y debajo de la cama de su tía. Yo descubriendo su cosita y sin entenderlo, como aparecían mis primeras erecciones. Era puro instinto, cualquier contacto entre los dos era resumido como “se siente rico”. No hacíamos más que tocar nuestros cuerpos blanditos. Obviamente, no había copulación. Sin embargo, nos creíamos novios y no sabíamos que andábamos descubriendo nuestra sexualidad. Todo lo tomábamos a juego e imitación de novelas como La loba herida, que transmitía canal cuatro.
Desde entonces quedé embrujado y perturbado de todas las chicas y mujeres cuyos nombres inician con las letras “C” o “K”. Entonces aparecieron las Katys, Katerines, Karens, Carlas, Carmens y Carolinas. ¡Un suplicio, caray! Vaya rutina la mía. Sin embargo, con todas, y sin excepción, soñé en algún momento pasar el resto de mis días. Vivir un San Valentín: invitarles su gaseosita, darles su canchita en la boquita. Era la fecha ideal para manifestarles mi más sincero amor. Por lo menos eso entendía por aquellos años.
Pasó el tiempo y me volví un romántico de Radio A, oyente fiel del Club de los gatos enamorados y admirador de la voz de Héctor Felipe. Oía sus consejos de amor con la fiebre de Florentino Ariza en el Amor en los Tiempos del Cólera y remataba recitando las canciones de Gian Marco como si fueran versos escritos por mí.
Desde entonces perdí la cuenta de cuantas chicas aparecieron y desaparecieron en mi vida, sobresaltaban mi corazón, aceleraban sus latidos, iluminaban mis ojos. Como todos, sentía un temblor en las piernas, un cosquilleo en el estómago, la sensación de felicidad absoluta en un minuto al verla aparecer y la depresión inmediata al siguiente segundo al mirarla desaparecer. Todo era mágico. La aparición fugaz de la chica significaba en mi la oportunidad de quererme pulir, sobreactuar, y lo aseguro, en el caso de todos los hombres, dárselas de bacán, achorados y lisurientos. En realidad, un CSM (disculpen la abreviación y, por su puesto, la lisura).
Siempre que me quería lucir la terminaba fregando y las pocas veces que me atreví a dar un paso más allá comprendí que las mujeres se sentían humilladas al vérseles descubiertas con un gesto de correspondencia. Se sentían estúpidas al verse infragantis, y luego, por más que buscaban entregar su indiferencia sentían cagarla más al creer que el rostro se les encendía al verlo pasar. Las amigas, ¡Ay las amigas!, siempre se encargan de embarrarla más, llamando por el nombre al pata enamorado, señalando con el dedo acusador a la chica descubierta que, no le queda más que esconderse, gritar y hasta cachetear a las delatoras.
Pero volviendo al tema, por aquellos años me preparaba para San Valentín como ahora lo hago para una entrevista. Así anduviera solo. Si estaba con enamorada programaba una visita guiada por el parque, regalaba un Sublime e inventaba mi repertorio de mejores chistes que eran mi mejor regalo a mis escasos años. En caso de andar solo, enumeraba las cosas que esperaba hacer durante ese día:
- Comprar una Coca Cola.
- Esperar la visita de alguna amiga calentona.
- Ver televisión.
- Dormir toda la tarde.
Hechos que cumplía a cabalidad y marcaba, al final del día, con un check todo lo cumplido según la lista escrita un día anterior. Y así anduve hasta que me creció la edad. Y así hasta que San Valentín se volvió rutina y fui perdiendo lo romántico por lo punk. Cambié Arjona por Sabina y preferí más a Silvio que a Montaner; lo que me hizo pisar tierra y no andar como cojudo creyendo que el amor es estar EN LA CIMA DEL CIELO. No hay nada más ¡!!!! FALSO!!!!!
Enumeremos: Cuántas parejas de enamorados viven hoy estresados al saber que llegó el 14 (aun no es quincena, o sea no pagan) y se hallan más misios que el Chavo. Cuántos se rompen la chimba en pensar el mejor regalo y en imaginar que es lo que recibirán.
Los precavidos ya separaron restaurante, los otros no. Entonces, salir a buscar dónde cenar resultará, por lo menos hoy, un verdadero suplicio. Los que quieren un trago no hallaran un bar libre, los que buscan caminar hallarán las calles repletas e inundadas de vendedores que, uno, te ofrecen rosas, dos, tarjetitas, tres, caramelos. Cuatro: “No le regala una flor a su bonita novia”. Claro que dan ganas de decirles: ¡no mierda, no!. Los más misios ofertan Hortelas y los desesperados buscan hotel. ¡Ingenuo…! Acaso crees encontrarás telos libres. No hagas esfuerzos, tirar en este día resulta tan complicado como pasar logaritmos a los letrados y hacer entender qué coño es un diptongo creciente a los matemáticos. Si no has reservado cuarto, mejor no hagas el intento, papá. Claro, si aun vives con tus padres. Y si no, anda intenta conseguir un condón: “solo nos queda Piel…”. ¡Ta mare!.
Mientras, los precios de los cuartos se disparan: habitación simple/sin baño: 30 soles. Habitación con baño, agua caliente y TV: 50 soles. Habitación con baño, agua caliente, TV/cable/porno por dos horas: 70 soles. Con jacussi (sin cambio de agua) las tres horas: 100 maracas. Un fiasco.
Es por eso que hoy recuerdo con tanta nostalgia esos primeros amores donde la inocencia triunfaba. Donde ahorrábamos toda la semana para ir al cine, en el que un chocolate Princesa valía más que un Peluche de Rosatel. Un minuto juntos era la vida para nosotros. Claro que hay parejas que andan en esa honda y son felices (me incluyo, creo). Los admiro, han hallado la simpleza del amor. Esa que se resume en una sonrisa, en un gesto, en una caricia. Esas que solo piensan en pasar un rato alejados del estrés del 14. Qué se yo, viendo una película en el cable (cien veces repetida), oyendo música, conversando y rescatando los defectos y virtudes de su amor.
Una plática: “Recuerdas esa vez que…” o “Imagínate si no hubiera ido a…” para terminar con un “qué sería de nosotros si…”. La charla es el mejor remedio para una relación. Oigan, con esto no me alucino una Rampolla, pero creo decir una verdad universal.
Bueno, ya la hice muy larga y no sé come terminar. Quizás confesando que ando misio y con deudas y que solo se me antoja un trago de la selva: Jodido pero contento. Aunque pudiera ser reemplazado por un Levántate Lázaro o un Siete Veces Sin Sacarlo, cuyo valor es solo de 3 soles. Lo cierto es que ignoro que pasará mañana, jueves 14. Este día siempre ha resultado una verdadera caja de Pandora para mi, espero que, como en años anteriores, los demonios no me revienten en la cara y, termine siendo un bonito Día de San Valentín, claro, sin tener a un San Antonio puesto de cabeza.