sábado, 30 de agosto de 2008

Si te contara

Cuando el amigo Junior se fue sabía lo que perdía. No hay refugios más complacientes que las conversaciones con los mejores patas. Sabes que oirán, callarán, luego opinarán y de seguro, al final de la charla dirán: !Habla,
unas chelas!, qué felicidad. Esa es amistad. Imagínense, si el Dingo lo sabe...
Bueno, eso ya no existe, así que uno comprende que las conversaciones que salen de la vilis o el corazon quedarán estancadas en el charco del olvido, por un buen tiempo al menos. Por eso solo queda callar. Y el silencio es como el cáncer: te come por dentro, te oscurece el alma, te vuelve un ser vulnerable a la compañía. Entonces uno se da cuenta que hay pocos refugios donde cobijarse. Es cierto, uno puede contar cosas a los amigos, pero no siempre con la verdad absoluta. Es mejor tapar ciertas cosas, como el sol con un dedo, que -en lo metafórico- sí es posible.
Ocultar ¿porqué?, Y es que no hay una voz cómplice que te diga: "eso esta bien", sin juzgarte, o "la cagaste", sin ser criticón. Es cierto, muchos dirán que tengo una bonita compañía siempre y la pregunta caerá ¿Por qué no ella? Fácil, la voz del carnal se extraña. No es lo mismo contarle "algo" a un hombre que a una mujer, por lo menos yo entiendo así las cosas. Hay conversaciones por cada género. No es machismo, ni feminismo, es
cuestión de complicidad. Como decirle a una mujer, por ejemplo, que te jode que Z se enamore de Y, que Y se vaya bien lejos y vuelva con N. Qué N es una variable universal, que más que un número significa cantidad, que resulta siempre mucho, como los cariños que se extinguen con cada botella de licor. La culpa entonces, sin querer, es de A y B. La pregunta es, dónde aparece D. Todo un enredo. Cómo contar entonces que un día te fuiste de parranda y llegaste a una barra de a Sol en la Colmena con las mismas ganas de morir que tu amigo, hermano y compañero de trabajo. Las ganas de recibir un balazo en la nuca y ser enterrado un día despés. Las mismas ganas de morir que a veces se apagan cuando vez, a las seis de la mañana, un cuasi cielo azul tornasolado. Raro, en una Lima gris. Es eso o el exceso de marihuana. No lo sé... Ahora te comprendo Vallejo.
Hay veces que uno amanece con ganas de llorar y eso se oculta con las mismas licencias que tuviste las noches en que quisiste matar o que te maten. Ayer tuve esas ganas, de naufragar solo. Y es por eso que, una vez culminada mi cita con una amiga de la vida, decidí dejarla sola, en un bar del Centro de Lima en compañía de su (otrora, o actual) enamorado para caminar. Reconocer las locetas mojadas del Jirón de la Unión y el olor a basura fermentada que nace de la esquina del Mc Donalds, o los freaks en busca de marimba o coca bien pateada. No sé. Solo reconocer, es siempre bueno la soledad. Qué rico es caminar pensando en la gente que se va.
- "Oye Junior, te fuiste y te jalas gente en estampida". Esa no te la conté, entre ellos la china Mariela y amigos de los que nunca te hablé pero que de haberte quedado seguro te hubieras enterado. ¿Qué hacen todos por allá?. Haciendo patria seguro. Hay veces amigo, que uno se siente como un paria. ¿Cómo jode verdad?. Se Abren más silencios. Uno por aquí otro por allá y te vas convirtiendo en un mudo. Espero no terminar como uno de los personajes de Ribeyro. No me cae el papel de perdedor, eso es lo que creo. Silencios, dudas, preguntas ¿Qué hubiera pasado si te hubiera contado? "Ta mare, eso no lo sé". Hace unas semanas odié a todos. Y fue por que te enseñé las fotos del bautizo, y descubrí besos, amores que se fueron tiñendo de negro para quedar enfundados en lutos eternos. Sí, pongamosle humor. Mi odio hacia la gente fue porque andube con el negro encima, jaja. Y te lo aseguro, cómo dolió. Pero es extraño, a uno se le mueve el piso y comienza a detestar a la gente. Incluso discutí con mi mamá. Imaginate el grado de consternación en el que andaba.
Quería, una vez más, salir a la calle y buscar matar a alguién, era la excusa, quería que me chanquen, para, como el fénix (es el único animal que me vino a la mente) renacer del polvo (cómo me gusta esa palabra). No me golpearon, tampoco chanqué a nadie, pero sí tengo por seguro que destrozé unos corazones. No todo es decepción por amor, sino todo pasó por mi actitud molestosa. Sí, fantasmas que salen de ninguna parte. Ahora parece que vuelven, lo sé, solo por unos días pues ando de vaciones y el viaje a Cajamarca y la soledad me harán recapacitar.
Ayer almorcé con una nueva amiga de ojos grandes y cabello rizado y le prometí (como mil veces he hecho
delante de tanta gente) cambiar desde el lunes. Y como parte del cambio de piel esta en volver a las letras, actualizar el blog e intentar sacar los demonios. El papel sí que lo aguantará.
Junior, esto ya parece ir tomando tono de carta, te cuento, he tomado la decisión de partir. De irme. Pronto espero darte noticias. No creo ir a visitarte, mis rutas son latinoamericanas. Espero eso sí, pronto verte, en pocos meses han pasado mil cosas: conocí Huacho... oye cabrón, cuentame tu viaje a Roma. ¿Es tan bonito Venecia?, eso ya suena a canción.Prometo volver a escribir. También tener una actitud más positiva. Por lo
menos ya no odio tanto a la gente. El roce con otros cuerpos ya no me exaspera tanto. Mejoré mi actitud con mi mamá y ando tan confundido como cuando me quitaron el tapete y caí de cabeza sobre el suelo. Ya pasará. Solo pido unos días.
Mientras seguiré escribiendo. Eso de hacerlo con la cabeza gacha sí que da resultados. No hacía bien ni una nota de prensa por miedo al papel en blanco. Ya no más, prometo cambiar. Eso sí, solo desde el lunes.
Pd: La compu ésta esta jodida, disculpa las fallas y los errores ortográficos que si son mios de mi, pero la premura hizo que el texto salga así. Esta publicado tal cual, sin corregir. No lo tomo como una falta de respeto, sino como un texto honesto. Espero no te joda.
alonso david.