sábado, 31 de enero de 2009


(H)olas de bienvenidas

Llegaste para la boda de tu hermano y para variar seré el gran colón de la fiesta, compadrito. Aunque sin parte de invitación pero con la venia de tu familia estoy a siete días de partir a Trujillo, con boleto de avión ya comprado y la mochila lista (y sin condones- te conté que los boté todos a la basura) iré para cumplir la promesa de asistir al matriqui de Pooll y luego disfrutar de la playita. Se trata de (h)olas de bienvenidas.
Ahora que ya pisaste tierras nuestras hoy por la mañana te fui a buscar como en los viejos tiempos. Aunque malograste mi intención de llegar con el silbido de siempre. Te hallé en la puerta de tu casa, con bvd y short, que notaban tus fácil cinco kilos de más, mientras tu gran viejo discutía con el hombre de la basura por no querer llevarse unos paquetes de tu vecina.
Por todo lo que te conté en la mañana te debes de haber dado cuenta lo mucho que me hacía falta una de nuestras conversas en vivo y en directo. Nada de Webcams, teléfono de mierda, complicado Messenger. Te conté de todo. Decidí quitarme los tapujos, destapar los fantasmas que prometí ocultar y hablé. Disculpa por el egoísmo, por ese monólogo que tuviste que soplarte por casi dos horas ¡¡¡qué bestia….solo un amigo puede aguantar tanto!!!. Necesitaba un consejo y me lo diste. “Sigue adelante”, dijiste. Eso suena a canción cubana, pensé. Te conté de las buenas y malas noticias. La peor del fin de año y la más triste del 2009. Vida, muerte. O un deceso anunciado que no es apta para crónica. Borrón y cuenta nueva, dije. Tú asentiste. Sabes es lo mejor. Borrón y cuenta nueva. Borrón y cuenta nueva. Hay que aprender la lección.
Te vi más cachetón y la buena onda de tus viejos me hizo sentir bien (¡Con jugo de papaya y todo!). Fue un grato reencuentro Junior. Te dije que el tiempo parece no pasa, que las cosas siguen igual, y tu te empeñaste en hacerme recordar eso que suena a chiste cruel, a broma de buen gusto: “La paras cagando”. Lo sé… hay cosas que no cambian.
Me viste más pelucón y con el mismo peso. Recorrimos temas tan sencillos como el pescado frito de Habich, la huaca y los fardos funerarios. De la gente, hasta de “manguera” y los domingos peloteros. No hubo tiempo para conversar de la U, ni del Cristal. Es que, lo siento, todo fue una egoísta auto introspección que presenciaste muy temprano.
Hablé de los amores, de mi disfunción eréctil, de la familia, de los cambios, de la gente que partió como tú y que volvió como tú. Mencionaste que iniciaba tu cuenta regresiva para el retorno. Casi te mando al carajo por chistoso. Sé espontáneo, fue lo único que pude decirte. No hagas números invertidos, mira tú retorno como algo lejano. Esmérate en andar por Lima gastando suela de zapatos madrileños. Observa las cosas que dejaste con la misma nostalgia que cuando partiste. Los que nos quedamos nos hemos encargado de mantenerlas o destruirlas. Bueno, no es hora de filosofar. Por lo pronto, estas en Lima limón. En unas horas será tu cumpleaños y de cajón estaré allí para embriagarnos con los vinos Miranda Carhuayo, lo mismo que hace un año, cuando terminamos sentados en la vereda de tu casa viendo como el sol de febrero aparecía a las 7 de la mañana y después de la gran fiesta de cumple-despedida tuya. Horas después perdí mi vuelo a Tarapoto, recuerdas (sí, la paro cagando)… jajaja…. Bueno, hoy es tu cumple-bienvenida y estoy feliz. Ya se me pasó la pena de la mañana. Ahora oigo al Grupo 5 desde mi compu y me ha levantado el ánimo. No puedo dejar de sentirme extraño por ratos (sabes a lo que me refiero) pero ya pasó. Bienvenido amigo. Un brindis por tú 2010, por tú llegada a Lima, por mis historias de siempre, pero por tú capacidad de ser tan noble, perseverante y oirme sin recriminarme, sin juzgar, solo escuchar y mirar. ¡Carajo, el corazón se me hace pasa!. Para la noche ya estará macerado. ¿Habla, somos unos vinocos? ¡A tu salud!.
* La foto que aparece en esta speudo carta es del primero de febrero de 2008 a las 7 am en el cumple de Junior que inició a las 10 pm del 31 de enero. Por esas horas ya borrachos, pero con la amistad intacta. De aquel día quedó esa placa.