lunes, 9 de febrero de 2009

Un ícono de la capital
El cochero que soltó las riendas

Luego de 23 años Juan Manuel Arguedas Gonzales (43) dejó la calesa que conducía en la Plaza Mayor de Lima para trabajar en una conocida joyería del pasaje Santa Rosa. Vestido de chalán quiere una entrevista de cinco minutos con Alan García. Como cochero fue extra de novelas y películas. Llevó el féretro de Valentín Paniagua. Fue militar y perteneció a los Húsares de Junín. Solo quiere que su familia sea feliz. Todo un personaje.

Escribe: David Gavidia.
“Black power” que viste de chalán. Pin de Obama sobre el pecho porque es “grone” como él. Aliancista y salsero. Limeño y chalaco. Hombre chamba que trabaja como negro en tiempos de cholos que viven como blancos (y viceversa). Ex cochero de la plaza, ícono de Lima. “¡Una foto!”, le piden, una placa en la historia. ¡Click! ¡Flash! Sonrisa Kolinos. Es Juan Manuel Arguedas Gonzales, el cochero de la Plaza Mayor. El hombre que soltó las riendas, luego de 23 años. Señor que dejó los corceles y se bajó de la calesa.
–¿Y por qué soltó las riendas?–Bueno, tengo que velar por mi familia. Mis hijos están creciendo y mis necesidades también aumentan… quiero darles un mejor futuro, una mejor educación… me da nostalgia dejar la calesa, pero fue por una mejora económica.
El pasado 18 de enero mientras Lima celebraba su aniversario 474º, con nostalgia don Juan Manuel miraba desde lejos la celebración. Era la primera vez, en más de 20 años, que no salía en corso con la calesa y los caballos para recorrer la Plaza Mayor, mientras turistas y curiosos alzaban la mano en plan de saludo para recibir de él un gesto de cariño.
Ahora no está muy alejado de esa realidad. Trabaja en el mismo pasaje Santa Rosa donde antes se estacionaba con su coche y los caballos, pero hoy promociona las joyas de la tienda Peruvian Gold. Parte de su nuevo trabajo es andar con la gente. Hablarles. Ellos se toman fotos con él y comentan su vestimenta de chalán.
“Acepto tomarme fotos porque mi imagen estará en cualquier lugar del mundo. Si hablan de Lima, salgo yo, como si fuera un símbolo de la ciudad. Y espero seguir siéndolo mientras tenga vida y salud”, dice sonriente. Recuerda que sus fotos aparecen en diferentes afiches de promoción de la capital, también en calendarios. Hasta amigos suyos le han comentado que en oficinas de turismo de EEUU aparece su imagen en videos promocionales. Lima, the city of kings. La tradicional imagen de la Catedral, y recorriendo la Plaza, don Juan Manuel saluda, como siempre, a quien lo saluda.“Pero nunca he recibido regalía alguna”, dice medio en broma pero con la ironía de quien sabe tiene los bolsillos estrechos.
Pasado militar
En la Plaza de Armas hay una protesta de la CGTP. La policía echa gas pimienta y los turistas corren. Es un día de fuerte sol y quema. Es mediodía y hay cambio de guardia. Se oyen las trompetas, el paso marcial de los Húsares de Junín. Juan Manuel mira hacía Palacio y recuerda que fue parte de ellos. A sus 17 ingresó al Ejército para permanecer allí cinco años. Recuerda que escoltó al presidente García en su primer gobierno cuando prestaba servicio en el antiguo Cuartel de Barbones. Muestra la foto y los recortes de periódicos en los que su imagen aparece como extra en la novela “Luz María”, o en la película Matalaché, en 1984, o en donde vestido de Baltasar recorre Lima como Rey Mago.
En su viejo álbum de fotos aparecen también tomas con Gaby Pérez del Solar, Pepe Vásquez, Margarito, el Gordo Casaretto, Lucho Barrios y Monique Pardo; también transportando a políticos como la defensora del Pueblo Beatriz Merino u otra en la que posa con el alcalde Castañeda. Luego muestra portadas de revistas internacionales en las que su foto y su particular atuendo recorren el mundo a través de aviones.
Personajes ilustres
“Anécdotas con alguno de estos personajes, muy pocas. No tengo gustos políticos. Ellos son muy controversiales”. Lo que sí afirma: “Todas las apariciones fueron sorpresivas y felices”.
Sin embargo, tiene en el recuerdo un momento triste, don Juan se encargó de trasladar el féretro del presidente Valentín Paniagua. Nunca vio tanta gente junta llorar por un presidente.
¿Un momento alegre? Cuando conoció al director y fundador de El Gran Combo de Puerto Rico, Rafael Itier. Se tomaron una foto, él posó muy sonriente y se sorprendió al ver la calesa en una Lima convulsionada pero aún de estructura colonial. “Esa foto es mi tesoro”, dice, pues el hombre gusta de la salsa dura. Admira al maestro Lavoe y, en sus mejores tiempos, a Oscar D’León. Como buen moreno, dice, tiene que ser bailarín.
Padre de 3 hijos, casado hace 18 años. Ha vivido en el Callao, en La Molina y Barrios Altos, donde reside actualmente. Sus lujos: un televisor en blanco y negro sin cable. ¿Computadora? Never.
Trabaja ahora desde las 9 am. Siempre de pie y nunca de rodillas. Aunque el sol y las piernas terminen molidas al finalizar el día, hay que sobrevivir en esta Lima de gallinazos y plumas. Anda corto de billete. Cría a sus hijos con la severidad y serenidad de quien sabe vive en una zona picante. La vida militar lo ha sabido preparar para la guerra de la vida. Ahora anda con sueños. ¿Quién no los tiene? El suyo es muy sencillo: aprender inglés, leer más sobre la historia de Lima, llegar a ser guía turístico y, por qué no, poner su agencia en un futuro. Para ello requiere ayuda. Y la pide. Quiere una cita con Alan García Pérez. ¡Atención, señor Presidente!
Mensaje a la Nación
“Quisiera que Alan me dé 5 minutos de su tiempo. Hacerle recordar que fui su escolta. Que me reconozca ante la sociedad. Mi trabajo y perseverancia. No pido plata, sino su apoyo, así como lo hizo con Máximo Piñeyro, el hombre del sanguito. Yo quiero seguir pa’ lante. Le he escrito una carta espero que sea bien recibida. Son 23 años que he trabajado como cochero en la Plaza Mayor, eso no lo tiene cualquiera, no lo he visto nunca y en ningún lado. De esta forma quiero darle tranquilidad a toda mi familia, quiero trascender turísticamente, que la gente no me olvide. Quiero que mis hijos saquen pecho por su padre”.
Entonces le entra la nostalgia y recuerda momentos agradables, la sonrisa de la gente, los histriónicos y raros personajes del Centro, los caballos, claro, los caballos. Aparece el Charly, el King, la Muñeca, la yegua Petra y el Broncano… la lista continúa. Son 23 años pues.
Sabe, los animalitos están cerca pero él ya no los maneja, ahora ve cómo sus compañeros continúan el trabajo en la vieja plaza.
Juan entonces se denomina un “black power” como Obama. “Fuerza negra”, dice y, vuelve a reír. Esta vez con la convicción de saber que él intenta surgir y luchar en estos pagos del Señor. Como cuando con 20 años se inició en esto de ser cochero para solo dejarlo a los 43. Una vida, toda una institución que soltó las riendas de la calesa, de los caballos, pero que aún es postal capital.

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Datos
Nació.
Juan Manuel Arguedas Gonzales nació en Lima el 11 de abril de 1965.
Experto. Cuenta que con los años sus reflejos aprendieron a dominar los nervios de los caballos. “El animalito es dócil, pero hay que tener cuidado siempre”, afirma.
Premio. Juan Manuel fue condecorado el 18 de enero de 2008 por la municipalidad de Lima por su contribución al turismo nacional e internacional en la capital. Ese mismo reconocimiento lo espera recibir del presidente Alan García Pérez.