lunes, 2 de agosto de 2010

Doctor Magnesio


Pérez- Albela es el doctor que receta, promociona y si por él fuera vendiese en cada esquina ese polvito, que dice mágico, llamado Magnesol. Este es el perfil del chamán de la medicina, quien esta vez no supo contener la paz interior que profesa.

David Gavidia.

El doctor José Luis Pérez-Albela no usa medias pero sí lleva una corbata azul. Además de dos anillos de acero que, dice, sirven para neutralizar las radiaciones. Se trata de uno de los médicos más carismáticos y quizás polémicos de la televisión peruana por promocionar el consumo del magnesio. Es capaz de irradiar un buen aura si habla de salud pero, esta vez, una pregunta incómoda lo crispó.

- Doctor, quienes lo cuestionan afirman que el Magnesol solo beneficia a tres tipos de personas: a los estreñidos, a los insomnes y a usted con su bolsillo…

La sonrisa de hace unos instantes se transforma. Se pone serio. La frente se le arruga. “Hay colegas que critican porque no saben de nutrición pues. Qué van a opinar. El curso no existe en la universidad. Mira los libros que aquí tengo (señala su vehículo) tengo doce libros que hablan de este polvito que cura muchos males. Un neumólogo del hospital Almenara, así ponlo, un neumólogo del hospital Almenara me dijo: “Ahora sí creo en el Magnesol, hermano…estamos tratando el asma con magnesio. Saben de sus beneficios. El decano del colegio Médico lo utiliza”, dice entonces, un poco excitado, casi irritado en las afueras del edificio RPP, donde acaba de grabar su programa “Vivamos felices”, que se transmite a través de las ondas de radio Felicidad.

- Doctor, se pica…
“Me sacan pica algunos colegas. ¿No vas a poner eso en la nota?, horrible si pones eso”, dice, sacándose el sudor de la cabeza calva y buscando una serie de publicaciones que guarda en la gaveta de su vehículo.

“Mira este libro, es de la doctora Carolyn Dean, y se llama El magnesio milagroso. Dice que es un suplemento requerido y habla de sus bondades y su valor terapéutico… no lo dice Pérez-Albela sino la-mejor-médica-del-mundo”, insiste, con gestos pintorescos. Mueve las manos, gesticula su rostro, acelera su voz. Pocas veces se le ha visto de esa forma. Suele andar feliz, de buen humor, irradiando optimismo. Las preguntas lo han incomodado aunque diga lo contrario. Él afirma que renegar te baja las defensas, ahora parece que hubiera sufrido un descenso.

Es mediodía y el sol de Lima aun quema. Irrita la paciencia. El médico –con 24 años ininterrumpidos en la televisión- parece víctima de ello. Se ha despertado a las cuatro de la mañana y su esposa anda de viaje. Cuida a sus cuatro hijos y corre de una cabina de radio a otra de televisión para luego visitar el Instituto Bien de Salud en San Isidro. En unos instantes deberá partir a Zárate donde se encontrará con un grupo de personas. Previo, ha corrido 5 kilómetros a las cinco de la mañana y tomado la fórmula que tanto promociona: Magnesol, un complemento nutricional a base de magnesio y zinc.

- ¿Es ético recetar, vender y distribuir su propio producto, doctor?
Es que yo no vendo el Magnesol, yo lo regalo. Esta mal lo que dices. Hace 33 años hice una fórmula, un laboratorio la elabora, es Cifarma, que es de Química Suiza. Cada día es lo que más consumo. Además, es lo más económico en el mundo. En el cono oeste lo venden a setenta céntimos el sobrecito en las bodegas. Han hecho doce congresos mundiales de magnesio, por qué nadie dice nada de eso.

Justamente el Magnesol es el sol en la vida de José Luis Pérez-Albela Beraún. Lo creó hace treinta y tres años con la finalidad de seguir sus estudios en la Universidad Federico Villarreal. Cursaba el tercer año de medicina, carrera que dejó en dos ocasiones por considerarla un poco fría pero que finalmente volvió para terminarla pues encontró en la medicina alternativa, su beta de felicidad.

-¿El Magnesol nutre su organismo y también es un trabajo rentable para usted?
Yo no trabajo, esa es una mala palabra. Trabajo viene del latín “tripalium” que significa tres palos y es suplicio, tortura. Yo laboro, hago servicio. Yo sirvo a las personas. Lo hago desde chico cuando vendía empanadas, hasta libros de pensamiento, los libros más pequeños del mundo a diez soles. Los dejaba en oficinas. Siempre buscaba culturizar y sanar.

La incomodidad aun se nota en el ambiente. Atrás quedaron las bromas y las chanzas. Le seguimos preguntando esta vez sobre ese pequeño imperio de la salud que logró construir con esfuerzo y corazón. “¿Cómo le va a “su revista” Bien de salud?”, un bimensual de 3 mil ejemplares que se vende en diferentes quioscos de Lima a diez soles.

“Esa no es mi revista… pues. ¡Uno no es dueño de nada carajo! Aprende esas cosas, dice y sonríe, ya más tranquilo, relajado o quizás con sorna. Él no cree en el apego y lo comentó en un programa de televisión. El video está colgado en Youtube y tiene más de dos mil visitas. Allí dice lo siguiente: “Lo que angustia es el apego. Cuando la gente se deja utilizar se convierte en objeto y nadie es objeto de nadie ni nadie es dueño de nadie. Ese apego hace sufrir a la gente”.

- Doctor, ¿Sigue picón…?
- No estoy picón…ando en mil cosas. Tengo mucha actividad.
-Tome Magnesol…
En el bolsillo de su camisa tiene un sobre para un litro del “complemento nutricional”. Lo saca, lo flamea. Lo muestra feliz. Parece un fanatizado, pero él asegura que no lo está... “Antes me decían loco magnesio… ahora mira”, dice en referencia a que, hoy por hoy, el tiempo –afirma- le dio la razón.
- Pero, ¿tomarlo en grandes cantidades no puede ser veneno para el cuerpo?
- “No”, dice, aunque sí recalca que los pacientes con insuficiencia renal deben consultar antes de beberlo. Sin embargo, aclara, que si se toma en exceso sí puede causar una diarrea. Todo en exceso es dañino. Un sobre contiene 2 gramos, que dice, es la medida justa.

En ese sentido, consultamos con diferentes especialistas y tanto, el nutriólogo Gerardo Borouncle como el presidente de la Federación Médica del Perú, Julio Vargas La Fuente, coincidieron que de ser tomado en grandes cantidades el magnesio (más de 5 gramos) puede causar alguna diarrea. En ese caso, el cuerpo lo terminará evacuando de un modo un tanto tormentoso. En realidad, ambos médicos dijeron que al ser el magnesio un componente necesario de nuestro organismo puede ser beneficioso. Pero también pusieron en claro que no es “el milagro” que se promete y que en muchos casos se magnifican sus bondades.
El doctor Pérez-Albela se defiende con una extensa bibliografía que explica los beneficios del magnesio: “sirve en el tratamiento de la ansiedad y ataques de pánico, asma, enfermedades intestinales, osteoporosis, hipertensión… previene la infertilidad, depresión, males del corazón”. Hasta la impotencia, ese mal que ataca silenciosamente a miles de peruanos pero que él-asegura- también lo soluciona.

Cinco kilómetros diarios
Con 58 años de edad cronológica pero “33 de edad espiritual”, corre a diario cinco kilómetros a las cinco de la mañana. O trota, o nada en la piscina, o escala algún cerro. “Al despertarme hago diferentes cosas para no aburrirme”, cuenta. No fuma ni bebe.
Se despierta a las 4 de la mañana y se duerme “cuando me da sueño”. Mientras dice esto, caminando, diferentes personas lo saludan, le alzan la mano, le piden consejos… le tienen cariño.
Cuando Pérez-Albela comenzó a trabajar vendía cafarenas, bujías de carros, y hasta frutas en el Mercado mayorista. También se prestó el carro de un tío y taxeó. No se le quita, es un hombre chamba. Ahora busca ingresar a otro ámbito, pero sin dejar de ser ese simpático personaje de la televisión. Recuerda con cariño cuando hundía la panza frente a las cámaras del talk show de Mónica Zevallos, por ejemplo. Pero hoy quiere que destaquen su faceta como catedrático universitario en la Villarreal y en la San Marcos o su imagen como conferenciante y deportista. Pérez-Albela fue campeón nacional en 100 metros planos entre 1970 - 1975.

El menú del doctor, a quien no le molesta que le digan el Ghandi peruano, es 60% cereales y menestras, 25% verduras y otro 15% de frutas secas. También cree en el ayuno moderado “los inofensivos y muy beneficiosos de un día y de tres”, que le dan reposo al estómago, intestinos, hígado, páncreas y le devuelven la alegría al cuerpo.

“Aceptamos que es saludable dormir una tercera parte de nuestra vida, para que los músculos, glándulas y el sistema nervioso se recuperen de las actividades diarias. Pero ¿qué hay de la digestión?”, se pregunta en uno de sus artículos publicados en su página web.

Uno de sus primeros acercamientos con la medicina oriental y andina fue cuando tenía cinco años. Sufría de estrabismo divergente. Tenía los ojos desviados. Visitó la gruta de la Melchorita chinchana y luego le pasaran el cuy para curarle su mal. Una vez que el roedor pasó por su cuerpo, operaron los ojos del animal y el milagro se dio. Como arte de magia -cuenta- los ojos del médico se corrigieron. Su explicación: “La enfermedad está en el cuerpo astral (el animal), no en el cuerpo físico”, dice. Allí pudo comenzar ese idilio con la naturaleza.

Consejos de vida en la cabeza
Lo hemos acompañado a su programa televisivo y radial. Pide en cabina que le pregunten sobre “La gestación en la mujer”. Domina el tema de la salud. Responde hasta por problemas en los huesos. Es una máquina de ofrecer soluciones: cómo enfrentar un esguince de tobillo, cómo tratar los males al riñón, cómo tratar una depresión severa. Y también habla sobre la indignación que le causa cuando los médicos le cortan la leche a las lactantes con una ampolla. Aconseja que los bebes sigan chupando el pezón materno si ocurre eso… “Y en treinta días volverá a salir la leche”, dice.

Una madre, que se halla trabajando en la cabina de Radio Felicidad, oye el consejo del Doctor y le pregunta: ¿Y si en vez de mi bebé lo hace también mi marido? “¡Que lo haga!”, responde muy divertido Pérez Albela. Ese hombre que, como él mismo se describe, es un niño grande y juguetón, que habla mucho y que busca que las personas hagan empresa y salgan adelante gracias a la fe y la sinceridad. “Sin-ce-ri-dad”.

Luego sale disparado de la cabina: ha grabado tres programas en casi una hora. Debe ir corriendo a otro punto de Lima. Él es así, se mueve de un lado a otro y parece que jamás se cansa. Tiene mucha paciencia. ¿Virtud heredada de sus prácticas constantes de las artes marciales, de su filiación a la Cruz Roja, su vocación por el masaje o su amor por la agricultura?.

Aun tiene los anillos de acero en los dedos índices para protegerse de la radiación y debe seguir su marcha en ese carro azul, lleno de libros y de cajas de Magnesol-muestra gratis. Ahora pregunta el porqué de la nota y la onda en la que será escrita. “Si no me gusta que les dé cinco días de estreñimiento”, dice a carcajadas… Que su pronóstico no se cumpla.