PUBLICADO EN LA EDICIÓN DE ANIVERSARIO DE LA REVISTA CORREO SEMANAL (CS N° 53). Elizabeth Lino, autoproclamada última reina de Cerro de Pasco, y un "toxirecorrido" que intenta crear conciencia sobre la contaminación que continúa azotando a este otrora emporio minero.
Texto y fotos: David Gavidia.
Ante un
inmenso agujero de 400
metros de profundidad, dos kilómetros de diámetro -y
cuyo color plomizo y forma espiralada ahora nos recuerda al símbolo de Marca
Perú- Elizabeth Lino Cornejo se ve
pensativa. Ella es la Miss Cerro de Pasco. Mejor
dicho, es la autoproclamada Última Reina de este pueblo ubicado a 4 mil 380 metros de altura y cuyo
cielo es tan percudido y gris, como el mineral que sacan de sus entrañas.
No es una reina convencional, de las que pasean su carácter
altruista en carros alegóricos. Es de las que se preocupan por darle promoción
a los “atractivos” de su ciudad, a través de un “toxirrecorrido”, que no es más
que un circuito turístico por las zonas más contaminadas de esta “Villa
minera”, que infecta la piel e intoxica los pulmones.
-
Quiero
que el mundo entero conozca nuestras “maravillas”; explica con sorna mientras camina
entre desmontes de relaves y pequeños charcos de agua amarilla, paisaje común
en esta –aun definida por algunos- “opulenta ciudad”.
Pero Elizabeth Lino, no es una Miss. En realidad, es una
narradora oral e investigadora literaria que desde noviembre del 2009 se
enfunda en el personaje de la “Última Reina” para dar a conocer los problemas
socioambientales de Cerro de Pasco, lugar donde nació hace 38 años. Así intenta retratar con crudeza la realidad de esta tierra que hoy es devorada por ese hoyo que sigue en expansión y no perdona a sus 80 mil pobladores, quienes deben convivir rodeados de pasivos mineros que se filtran por la nariz, riachuelos de agua ácida que recorren las calles y escasas horas de agua potable, que son la suma de precariedades que provocaron que el Estado, en diciembre del 2008, promulgara
A tres años de emitida la norma, la mudanza parece una utopía.
La población sonríe cuando le hablan de ella. - “Qué va a ser, oye”, dicen. - “Vas
a estar creyendo, tú”, comenta socarronamente la reina.
En tanto, las obras de extracción a tajo abierto continúan y,
ante la certeza de la expansión de los trabajos, algunos vecinos negocian la
venta de sus viviendas para que sean demolidas -como sus recuerdos- “a favor del
crecimiento minero.
UNA REINA SIN PALACIO. Hace algunos años, una de esas
viviendas fue la de Elizabeth Lino, quien ahora observa lo que fue la casa de
sus abuelos. Ese espacio en la que pasó su infancia, hoy es parte de la minera
y luce frente a un cerro de relaves. Al lado yacen los rieles de un tren que corre
con el sonido de las cosas oxidadas.
Conocedores de la poca voluntad política para lograr la
mudanza de la ciudad, algunos pobladores continúan levantando sus casas de dos,
tres pisos. Aparecen nuevos comercios, tiendas por departamento, modernizan algunos
negocios. Otros optan por partir a San Juan, nuevo distrito ubicado en la parte
alta de la urbe -a pocas cuadras del tajo y a dos minutos en taxi-. En tanto, la
“Última Reina” -vestido negro, banda en pecho, corona en la cabeza- mira todo
esto con la ironía que solo cabe en alguien que ve como un hoyo gris se traga y
contamina el lugar que más quiere. Así, el sarcasmo también es un mecanismo de defensa y Elizabeth Lino lleva la protesta en taco aguja. Como toda mujer de ingenio sutil y talento punzante, su reclamo difiere del puño en alto y el bloqueo de carreteras. Ella creó el “circuito turístico” más alto del mundo –una caminata de cinco horas a más de cuatro mil metros- que incluye un recorrido por el agujero y las calles aledañas donde se observan, excavaciones y mineros de casco amarillo; viviendas clausuradas y cañerías expuestas; calles cercadas por la minera Cerro SAC (antes Volcan) y muros que delimitan la zona con pintas con mensajes del tipo: “Propiedad privada”, y tiene el objetivo promover la candidatura del tajo como “Maravilla Universal y Paisaje Cultural Histórico de
El recorrido incluye, además, una visita a la laguna Quiulacocha y sus aguas amarillentas. Hace un tiempo se realizó allí un experimento que consistió en meter a un pez en esas aguas tornasoladas y ver su reacción: murió intoxicado, 40 minutos después.
DESDE MI VENTANA, UN
AGUJERO. Elizabeth vivió
en Cerro de Pasco hasta los 17 años y desde su ventana observaba ese profundo
hoyo. “Creía que todas las ciudades del mundo tenían un hueco por la mitad”,
cuenta risueña. Luego entendió que no era así. Llegó a Lima buscando calidad educativa,
viajó a España y recorrió parte de Europa. A su retorno ideó su personaje bajo
la conducción de Miguel Rubio Zapata, director
y fundador de Yuyachkani. Desde entonces está en esa lucha por la defensa del medio ambiente y
demostrar que la minería manejada de forma irresponsable daña vidas y el
ecosistema.
Para escenificar a su personaje, los zapatos se los regaló su
madre. El vestido, una amiga; diseñó su banda de reina y la peina Azul,
Con Elizabeth recorrimos las calles de Cerro de Pasco y
algunas parecen una metáfora de mal gusto: el jirón Plomo es paralela al jirón
Plata y distante del jirón Libertad. Y entre
los rieles del tren y los juegos de los niños en Champamarca hay relaves
sin malla de protección que aseguran un futuro de pulmones contaminados. Al
terminar la caminata cada uno pasó su mano por el cabello y esta queda
impregnada de un polvillo dorado entre los dedos. “Me estoy volviendo rubia con
la minería limpia y responsable”, se ríe, en medio de ese granizo que cae como
piedras sobre la cabeza y bajo una lluvia que empantana y descompone la ciudad.
Más realista, ella te lleva a comer unos panqueques con café
tostado para sobrellevar el frío y el soroche, pero para despertar conciencias,
realiza intervenciones públicas en plazas y mercados; usa las redes sociales y
un blog para entrar en debate. Ha colocado una tienda virtual donde ofrece “Agua
embotellada de psicodélico color amarillo” y “una grabación con los más altos
decibeles de las explosiones de las 11 de
la mañana y 3 de la tarde para tener a la ciudad cerca, por más lejos
que se esté”.
En su blog publica poemas además poemas, habla sobre los mitos
y leyendas y escribe cuentos con el Muqui como personaje principal; se
enternece con un huaino y con una canción que Los Mojarras le compusieron a
este pueblo de Capacheros.
Hace unos días Elizabeth llevo su personaje a México e invitó
a conocer su pueblo como el primer destino ecológico para ir antes de morir.
Fino humor que ofrece a través de un testimonio real y no maquillado por una
ideología. Es la experiencia de haber vivido en este lugar que, como recuerda
Manuel Scorza, está rodeado de maltrechas calles sin pintar, plazas sin
árboles, calles fangosas y una Prefectura a punto de caerse como “la cáscara de
una riqueza delirante”. Justamente eso es el sitio que promociona: la cáscara
de una riqueza delirante. Y Elizabeth Lino Cornejo es su última reina.
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