Texto: David
Gavidia.
Fotos: Víctor Vásquez.
Fotos: Víctor Vásquez.
El inconfundible Camotillo
tinterillo, el gran Nemesio Chupaca, el hombre andino que llevó la picardía a
la televisión, con chispa, joda, con esa pendenciera forma de tomarse la vida
riéndose de si mismo como expresión de valor: Tulio Loza, el Cholo de Acero
Inoxidable mira con desconfianza esa ola racista que en los últimos días ha
tomado por asalto la campaña por la revocatoria en Lima. Los insultos en las redes sociales, las
declaraciones torpes de voceros por el “Sí” y por el “No” en los medios de
comunicación. Esa tonta idea de segregarnos por pensar distinto y ser
distintos. Entonces, quién mejor que él para respondernos a la pregunta ¿Qué opina
del racismo, don Tulio?
“Es increíble que exista el racismo en nuestro país. Son
cosas satánicas que llevamos los peruanos desde la colonia. Esa tontería de
discriminar al cholo, al negro. Este es un país de todas las sangres, como bien
dice mi hermano y mi paisano José María Arguedas. Acá somos cholitos, negritos,
blanquitos, sacalaguas, descendientes de alemanes. Nuestras regiones tienen idiosincrasias
distintas pero somos una sola cultura. Somos de la Costa, de la sierra, de la selva…
¡todos somos peruanos carajo y debemos querernos!”, dice Tulio Loza en las
afueras de una clínica oftalmológica donde acude, desde hace unos días, para su
control luego de la operación a los ojos que fue sometido producto de un
glaucoma. ¿Se oxida el cholo de acero inoxidable?... se ríe.
Hace unos días una nefasta frase publicada en un diario
local y que no vale la pena reproducir intentó parodiar otra parodia. La que el
abogado sanmarquino Tulio Loza acuñó con su personaje Nemesio Chupaca:
“Cholibiris nunca bonus. Si bonus nunca perfectis. Si perfectis, siempre
cholibiris”. Obviamente la forma en la que esta vez fue usada no tuvo ni la
gracia ni el ingenio con la que Loza la empleaba. Por el contrario, sirvió para
crispar los ánimos de una población sensible y antirracista, pero también para
recordarnos que hay otra parte del país que vive dando la espalda a quienes
tienen diferente color de piel.
“Es una frase que me la decía una
tía que creía tener sangre azul. Mi tía Bonifacia… y yo la usaba para burlarme
de mi mismo que soy cholito. A ella decía: pero tía, entonces yo también tengo
abolengo, si tenemos el mismo apellido”, recuerda, jocoso.
Y luego prosigue: “La
discriminación en nuestro país no nos favorece. Los que la practican están
llenos de complejos y de cosas cursis que ya no están para este siglo. Y
todavía ocurre en un gobierno que es “inclusivo”. Bueno, solo queda reírse”,
explica este hombre nacido en Abancay en 1937, pero que –según su propio
testimonio- tiene más de veinte años y menos de cien.
NUNCA SE SINTIÓ DISCRIMINADO. Tulio Loza, metro 70 de estatura,
dientes envidiablemente blancos y dueño de una picardía que conquistó la tevé
en los ochenta, afirma que nunca se sintió discriminado. Por el contrario,
siempre se supo querido, siempre lleno de fuerzas para demostrar que es un
pendenciero, un hombre de campo que conquistó la ciudad. Quizás, y lo dice con
la misma sonrisa que le hemos visto ciento de veces en la televisión y por el
Youtube, “me ayudó el hecho de ser blanquiñoso y tener pelito en el pecho…
¡mira!”, dice y lo muestra como lo hacían con aquellos personajes suyos.
“Yo iba a las fiestas y pedía huaynos. No te niego, sí
había discriminación hace 50 años y por eso a muchos les daba vergüenza hablar
en quechua. Yo hablaba en quechua y mis paisanos no me respondían. Había
complejo, una discriminación asquerosa… y yo en la televisión me encargué de
borrar todo eso”, afirma con orgullo, quien hace poco personificó a Don
Emiliano Pampañaupa en la serie Al Fondo Hay Sitio y que lo devolvió a la
palestra. Es por ello que una niña se le acerca y le pide un autógrafo. Su
padre, quien está con ella, le pide una foto. Claro, es Tulio Loza, en vivo y
en directo.
Para este hombre que ha lanzado su página donde encuentras
“wolpeypers”, películas, y sus personajes con el objetivo de que lo vean más
“cibernético” y hasta en la “Huev”, hay tres “cholos” que hicieron algo por
levantar de manera grandiosa la imagen del hombre andino en nuestro país.
Los enumera, sin orden de mérito y sabiendo que su aporte
ha servido para reconocer nuestra historia, nuestra raza, nuestra cultura,
nuestra habilidad, sacrificio y talento: Hugo Sotil, quien hizo magia en el
Barcelona de España y recordado por destrozar las cinturas madrileñas; Luis Abanto
Morales con su hermoso canto y poesía llena de frases que salen de la vena:
“Soy tu cariño; tu eres mi vida pero apartarnos, solo el señor”; y- además,
dice- el gobierno de Belaúnde porque “habló del Perú profundo”.
“Ellos son los elementos que ayudaron a que nosotros los
cholos salgamos al frente y nos podamos sentir orgullosos de lo que somos”,
dice.
Luego habla de esfuerzo, del sacrificio, del valor con el
que nació nuestra raza. Menciona ejemplos sencillos: “Tenemos
a Lima Norte, no le decimos cono porque es peyorativo. Lima Norte es una
ciudadela con mucho progreso. Una ciudad bella. Y ese progreso se lo debemos al
éxito de sus propios cholos que lo lograron y sin ninguna ayuda del papá
gobierno”.
Después, nos suelta unos chistes que llevan su sello. Son
graciosos, llenos de picardía, la misma
que conquistó el teatro, la televisión, el cine y ahora la internet con su
página web y su espacio en Facebook. Un hombre bueno que también tiene su
aporte al país: hacer que nos reflejemos los unos a los otros, gracias a su
arte, gracias a su humor.