jueves, 29 de mayo de 2008

La huaca, el barrio y los arcos


No es acaso una cancha de fútbol el ring de las amistades. Todos se disputan un balón. Presente desde niño en la Huaca Palao, aquí un pequeño recuerdo a la canchas de pampas nacidas en SMP.

Por: David Gavidia. (Habla Talen!!!!!)

A la gente brava de SMP.

Aún recuerdo la primera vez. Recién mudado y con siete años. Todavía se observaba grass en los alrededores y encima suyo, una huaca que desde entonces ya era habitada por locos y malditos: le llamaban Palao.
Sus arcos no son los de hoy. Estaban clavados en la tierra y su madera lucía apolillada. Las redes eran de pescador y estaban rotas por el medio y los costados. En la cancha, doce jugadores se disputaban un balón de cuero marrón, al lado, una doña “curaba” a un jugador con la ceja rota. De su seno brotaba un líquido transparente y este caía sobre la herida abierta. El “10” tendido sobre el suelo gemía su dolor, la miseria de un golpe en el orgullo, el drama de un gol fallado. Goles son amores, y su error, le había costado duro… sangre por los suelos.
Allí quedé impactado. Ese panorama de golpes y goles, de oles y amores. Todos vestidos de polos y pantalones cortos. Algunos usaban vinchas, otros llevaban las medias hasta las rodillas. Jugadores uniformados. Mediocampistas sin polos. Defensas asesinas. Arqueros de mangas largas y guantes para el frío. El romance con la huaca llegó de inmediato.
Para emular a esos jugadores de pampon hacía falta un uniforme. La camiseta de la U fue mi primer regalo (hoy tengo 10). Luego la pelota y la confianza de mi madre para salir a jugar. Era feliz. Me hice de amigos y al fin de un barrio. Ya había con quien pelotear. Una cancha, camiseta y amigos. Nadie puede ser más feliz. Tras un balón, siempre hay esperanzas. Y qué mejor cuando niño.
Víctor Hugo y Roberto Permufo en su libro Hablemos de Fútbol en el capitulo cuatro dedicado a El juego definen al deporte rey como “una esperanza diferente de todas las esperanzas porque se vuelve real cada vez y cada domingo”. Y no le falta razón, pues, en el caso nuestro, la ilusión se renueva al sétimo día, desde hace 17 años. En aquel tiempo, corriendo de dos a seis. Y ya de viejos, solo de cinco a seis, cuando cae la tarde y la noche oscurece la pampa. Allí donde no se ve pero se es capaz de seguir para darle vibras al espíritu. Para ganar, para no perder, para empatar si se pierde, para saber que fuiste el mejor, aunque sea, por siete días más.
En la Huaca se han dado los mejores encuentros. Todavía es memorable los campeonatos de antaño en la que barrio enteros llegan a disputar un trofeo (a veces “trafeo”), pero siempre con el orgullo de saberse ganador. Uno se hace de amigos para la vida. Uno se hace de un balón para compartir. Uno se hace de triunfos para recordarlos. Y el barrio, se hace de historias para vivirlas en cada reunión. Cerveza en mano.
La huaca Palao es entonces ese conjunto de toques que forman amistades y rivalidades. Los odios que se forman en sus canchas mueren allí. Por eso, cada domingo se forman nuevos compromisos con la finalidad de unirnos, con la excusa de saber qué nos ocurrió esta vez. Qué el trabajo, qué la flaca, qué los libros y el licor. Carajo, qué es acaso la amistad, no es por cierto una excusa para sostener una familia centrada en una esquina. La Huaca, en nuestro caso, siempre fue el patio trasero.
Ya se acaba el tiempo y hay que recordar que el texto lo escribo casí por encargo y luego de una borrachera en la que prometí escribir del Pampon. Aquella ocasión, recordé una jugada eterna: esa que nos hace cracks por un segundo. Esa que nos hace los 10 que nunca fuimos en una profesional. Osvaldo Soriano, aquel escritor argentino muerto lo describe así: “Le amagué una gambeta y toqué la pelota de zurda, cortita y suave, con el empeine de botín, como para que pasara por ese paréntesis que se le abría abajo de las rodillas. El narigón se ilusionó con el driblin y se tiró de cabeza aparatoso, seguro de haber salvado el honor… pero la pelota le pasó entre los tobillos como una gota de agua que se escurre entre los dedos”.
Es entonces que uno celebra como niño, en la cancha que sea. Es entonces que uno comenta las jugadas después del partido, qué la cagaste, qué te la comiste, qué el golazo, qué el jugadón, solo, qué la sudaste. Pues: “Así son la novelas de fútbol: risas y llantos, penas y sobre saltos. Gonzales corrió con los brazos en alto a saludar la memoria de su padre. Llevaba lágrimas en los ojos y sus compañeros lloraban con él. De esa pasta están hechos los goleadores. Fantasmas que salen de ninguna parte”. (Soriano, dixit).
Y esos fantasmas no son los que asustan, sino los que salen del ricón de las almas perdidas (¡Gracias El Veco!). El fútbol, la huaca, los arcos que tenemos que sacar cada domingo. Cómo jode, pero cómo gusta.
Los domingos se acabaron para mi. Por ende, no pisaré la huaca en buen tiempo. Dicen que para vivir un sueño hay que sacrificar otros. Yo ando en esa etapa. Por ello la pena. Por eso las ganas de patear una pelota y querer macar en ese arco. La última vez prometí meter cuatro y fallé cinco. Cosas que pasan. Mientras, seguiré escribiendo sobre esa primera vez grandiosa en la que la Huaca Palao se convirtió en centro y vórtice de nuestra cultura. La de los ajos y cebollas, los de diamantes y pedernales. La que tuvo inicio, y a la que le llegó (solo por un tiempo y para mi) su fin. Los amigos comprenderán, ya tantas ausencias juntas olvidan a la nostalgia, aunque aveces quede uno: “Triste, solitario y final”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, el fútbol une a la gente mi querido Mermelidia... perdón... Gavidia... ta bien chévere tu escrito. Tiene frases inteligentes y además se nota que estás leyendo más libros... mi querido jugadorrrrr!!! sigue así... maestroooo, que yo te seguiré leyendo
Alfredo

david gavidia dijo...

Solo porque soy muy democratico y amo la libertad de expresion dejare tu comentario. Comprendo que todos los mermeleros como tu crean que todos somos de su calaña, jajaja.... eres una Basura, pero aun asi se te estima. Pendejo mermelero de miercoles. Jajajaja...