viernes, 12 de febrero de 2010

2010 [La última confesión]

Quiero confesar que mis complejos me ganaron el año que pasó. Que no seguí una ruta fija, que mis caminos se bifurcaron y no supe, jamás, dónde llegar. Si pensé que el 2008 fue una etapa de conflictos propios y ello opacó mi poca luz, en el 2009 se terminó de extinguir ese algo que me daba fuerza y entré en confusión.

Primero fue en el aspecto sentimental. Confundido, raro, un año incipiente e impaciente, con muchas dudas en las que mis tormentos se dejaban apaciguar con pequeñas sonrisas que confundíamos con felicidad. El otro amor. El amor después del amor. ¿Cómo es eso?, era extraño y sin respuestas. Horas de preguntas y dudas, llamadas intensas sin motivación que podían durar horas en las madrugadas, conversaciones vía chat y hasta mensajes dramáticos de “feis” que hoy parecen lejanas a la realidad. Fotos, más fotos y fotos: en Lima, en conciertos, en bares, lejos de la ciudad, también… Idas y vueltas, apariciones y desapariciones. Rondas de trago y revelaciones absurdas. Arrepentimientos, tristezas, mentiras, largas caminatas por el centro de Lima…cuantos engaños acompañados de cigarrillos nocturnos, yo no fumo, no sé por qué lo hacía. Había un poco de alegría cuando oía a Sabina o a Serrat, o al Grupo 5, ufff… el Grupo 5… si la confusión es una ciencia, en 2009 debí ser el mejor discípulo de Confucio, ese “chino-japonés de los más antiguos que inventó la confusión”, Giosue Cozzarelli, señorita Panamá, dixit.

Envidié a mis amigos y compañeros. Por todo lo que lograron y yo no podía y no quería. Llegué a un punto de idiotez que envidié los goles de mi gente en las pichangas domingueras… No había fundamento en mis sentimientos, solo nacían de un lugar oscuro, como si fuera la liberación de un animal inseguro que nunca me atreví sacarlo a pasear sin correa. Siempre era más fuerte que yo.
Mis envidias no eran hacia una persona en especial, sino, a un conjunto de personas, a las que hoy por hoy me volví a acercar con cariño y sin rencor hacia ellos… ni hacia mí, que es el peor de todos los rencores.

Me odié tanto, me acomplejé tanto, me debilité tanto, perdí la pose del vulgar para convertirme en un vulgar, perdí logros y acopié frustraciones. No pedí consejos, cerré la boca y callé lo que me dolía… y hoy lo confieso con aliento a Johnny Walker y con una sensación rara de impotencia en las piernas, que se quieren mover, o correr, o salir disparados al mar y olvidarse de que hay problemas, siempre, por solucionar.

Tengo ganas pues, de salir disparado de la cama hacia ese mar turquesa, de espuma blanca y lizas voladoras, como en las mañanas mancoreñas, te digo: abrázame con tus olas que te envuelven como un remolino, con esa corriente que se mete entre tus dedos y cruza acariciando tu boca y tu nariz para dejarte un poco sin respirar y con los labios salados; es cuando miras al cielo y observas el firmamento celeste, celeste e inmenso, sin límites con el mar, como la vida…sin límites, sin límites, solo tú, la liza voladora y la pequeña ola de remolinos espumosos, que es la vida, que es la paz…

Perdón, divagué.

Admiré mucho, me distancié mucho también, de la gente que quiero, por ejemplo, me alejé de otras personas que me hicieron daño, odié a mis patas de trago, por borrachos, odié a otros por marihuaneros y coqueros. Me alejé de todo tipo de vicios extraños, como el pincharme los dedos y verlos sangrar. Me pegué mucho más a la lectura y en la escritura experimenté estilos, nunca salió nada que me convenciera. Cada texto era una oda a la mediocridad, por eso dejé de escribir.
En lo laboral. Renuncié hasta en cinco ocasiones al trabajo, todas de forma mental, hasta que en realidad lo hice. Harto de lo rutinario y aburrido. Pasé de Sociedad a Deportes en La República y en esta última etapa, exploté… ya sin el apego de mis amigos de sección, sin el filing que siento por lo humano y lo social, traicioné confianzas, es cierto. Gente que apostó por mi le metí una puñalada. Debo afirmar que cuando acepté mi pase a Deportes lo hice motivado más por el dinero, más por hacer algo nuevo, más porque sabía me sería más fácil salirme del diario desde esa tribuna que desde Sociedad. Dije tres meses y cumplí. Al tercer mes renuncié, sin remordimiento. Me fui sin pena y sin gloria, despidiéndome de algunos, sabiendo que le decía adiós a una etapa que incluía, no solo un apego laboral, sino también sentimental. Good Bye, mi friends.

Lo de mi mamá llegó luego, y ya no quiero redundar más en el asunto (ver el pasado post). Llegó como para darnos lecciones. En ese segundo semestre del 2009 aprendí lo que es sudar la gota gorda, había que parar la olla de la casa, ver por los servicios, estar atento a lo que ocurría en el mercado, una suma de cosas que te hacen más fuerte y aprender a la mala. Nunca supe mantener un hogar, tuve que comenzar de golpe y sin dudar.

En tanto, frilanceba, no conseguía algo fijo, como hasta ahora. Pero luego, llegué a una ONG, donde sentí que estafé a la gente. Me sentía un inútil sin saber qué coñazo hacer, no sabía por dónde empezar ni cuándo terminar, siento que solo entregué mediocridad, fui una gran decepción. Nadie me lo dijo, pero seguro lo pensaron.

Debió ser mi peor papel como trabajador y lo acepto. Reemplacé a una amiga que salió de licencia pre y postnatal. A ella, mi agradecimiento eterno, aquel sueldo, me salvó el pescuezo. En medio del trabajo de prensa institucional (que confirmé no es lo mío) editaba la portada de Terra Perú los fines de semana y seguía, como podía, mi maestría de Literatura en la Universidad, con tropiezos incesantes. Pero allí, dándole…
Y así acabó el año. Jugando al borde del reglamento, esperanzado en que algo bueno siempre sucederá. Armando Campos, director del diario El Men, alguna vez me dijo: “cuando estés debajo de la ola alégrate, porque ya te tocará estar arriba”. Y este 2010 pedí revancha.

Comencé el año sin trabajo y jugando al faquir: renunciando a todo “frilo” que me alimentara de dinero por la convicción que tengo de conseguir un nuevo trabajo al que le debo dar prioridad. Pienso, debe ser en algún lugar que sienta me dé la oportunidad de crecer como profesional, de aprender y sobre todo de ganar un dinero que me permita estar tranquilo para mantener la casa y este bolsillo juerguero. En esas andamos…
Me fui a Máncora, al hotel que tiene un tío mío a pasar 15 días. Las vacaciones me hicieron bien. Fui con mi mamá. Regresé más negro y relajado, con la convicción de encontrar cosas buenas y nuevas. Por el contrario, Lima te contamina: hallé que el teléfono, el cable y el internet no estaban pagados, que la tía del segundo piso me piteaba por la deuda con el agua, que mis tarjetas de crédito, y las que no son mías, debían ser canceladas, las financieras ya jodían con su rollo de mandarme a las centrales de riesgo del país... Toda una vaina gris.
Pese a ello no se me fue el optimismo. Pese que a que el dinero se me acaba y la impaciencia me gana. No importa, lo juro, no importa. Positivismo total… Para este 2010, que para mi recién empieza, prometo florecer. No solo me compraré un carro sino que conseguiré un trabajo en el que me sienta feliz. A ello se sumará que escribiré más… iniciaré el proyecto de una novela, creo que ya es hora.

No sé qué narrar. Entrenando se aprende. Quizás hable de todas las malas experiencias, seguro heriré personas, pero busco sincerarme con todos e iniciar de nuevo con honestidad. Aceptando los errores, es una forma de reconstruir. Confesando lo que te duele es una forma de sentirse mejor.
Intentaré viajar más y si se puede irme al extranjero de visita o comisión. Ahorraré dinero y cuidaré mi salud, me quitaré la pose de vulgar y me convertiré en solo un vulgar, jaja… eso es broma. Construiré una pose más estilizada, quizás un dandi al estilo Valdelomar o un Chocano egocentrista. La pose del posero, qué más da.
Quiero sonreír y mucho. Mi felicidad anda apañada, estamos intentando limpiar mi estrella para que todo salga bien. No tengo más metas precisas, las iré construyendo con el trámite de los días. Este 2010 debe ser bueno, escribiré más, lo prometo, me meteré en menos problemas y juro que dejaré las confusiones sentimentales a un lado. Iré más seguro, seré menos autocondecendiente, me comunicaré mejor y no dejaré las cosas a medias, me aventaré más, lo que seguro me traerá muchos rebotes… me afligiré menos, en cuanto a ese problemilla orgánico que tengo en mi corazón, lo trataré…tengo mucha vida por delante. La alegría es sana, el cielo, como el mar, no tienen límite, como la construcción de mi paz.
Hoy almorcé con G., una chica guapa de cejas pobladas y ojos de encanto, mientras comiamos, un Dragón Chino pasó por el frontis del restaurant. Se iba a la calle Capón: “Mañana es el año nuevo chino… feliz año”, le dije, y ella sonrió: “Feliz año”, respondió y yo pensé: “Era cierto… esto recién comienza, aun me queda mucho por avanzar... El 2010 es mío”.

PD: Esta fue la segunda y quizás la última confesión de parte que hago en el blog. Gracias por comprender, por leer y por su paciencia. Gracias por sus críticas y comentarios... sé que muchos se han quedado sorprendidoss por lo que cuento. Todo fue parte de una mala etapa. Ahora, volvamos a la crónica y a los buenos tiempos.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso, volvamos a los buenos tiempos. No solo el 2010 es tuyo, el mundo es tuyo... solo tómalo.

david gavidia dijo...

Gracias x los buenos deseos Anóni@... un beso o un abrazo para ti... según sea el caso!

Anónimo dijo...

Pronto vendrán los días distintos... ya verás... muy buen texto hermano, sincero, con huevos

A.

HenryLaredoQ dijo...

hola, he leido todo tu blog, particularmente me gustaron mucho las cronicas de los partidos de futbol de tu infancia (con las que me senti muy identificado), la de los niños quemados en el hospital del niño (estuve en ese pabellon un tiempo de chibolo apoyando a un grupo de voluntarios, yo estaba de colado), y la del lugar bonito llamado La Estacion jejeje.
Solo animarte desde aca a que continues con tus escritos y tirar pa delante compare!!! como dicen: solo mira al arco y patea.

david gavidia dijo...

Gracias x tus comentarios Henry, y sobre todo x darte el tiempo de leer textos tan largos en la web, a veces suele cansar... sobre tu consejo en el post anterior... lo tomaré muy en cuenta... un abrazo.

mercedes dijo...

Como siempre, Davidia, escribes sinceramente. Eres honesto y se nota. Me gusta un montòn tu estilo y sabes que eres grande. Un beso.

Anónimo dijo...

Ja! buen post, muy sincero ... de hecho todos pasamos por momentos malos, pero tú tienes la facilidad de poder descargarte escribiendo, a otros sólo nos queda callar. Yo también espero q este sea un buen año, diferente en todos los aspectos. Q así sea!!!
Sonia